El viaje del presidente del Estado Plurinacional a Cuba para someterse a un examen médico provocó las críticas de ciudadanos que sostienen que el presidente no confía en los médicos bolivianos y por eso prefiere acudir a la medicina de un país por un malestar en la garganta y dolor estomacal, que ciertamente resulta un cuadro médico menor o que no reviste gravedad.
Los portavoces del gobierno al día siguiente del arribo del presidente a Cuba, ya hicieron conocer que el paciente tenía un cuadro de sinusitis, irritación de las cuerdas bucales y un virus seguramente en el tracto gastro intestinal, que confirmó la levedad del cuadro, además los portavoces afirmaron que cinco galenos bolivianos habían atendido al caudillo sin resultado alguno. Ante esa afirmación el presidente del Colegio Médico de La Paz solicitó se diera los nombres de tales cinco médicos, pues un cuadro tan leve de salud del gobernante llama la atención que no hubiera podido ser diagnosticado y tratado. Por supuesto, dar los nombres de los cinco médicos para el oficialismo es seguramente asunto de “secreto de Estado”.
Lo cierto es que nuestro país, pese a sus limitaciones de pobreza, atraso y deficientes servicios públicos, tiene muy buenos profesionales en todas las actividades científicas y en especial en salud, así lo confirma el éxito de profesionales médicos en países como Estados Unidos, donde muchos galenos bolivianos tienen un elevado prestigio, lo mismo que en otros países del mundo.
Las limitaciones que tenemos como país en el sistema de salud, se deben a falta de infraestructura hospitalaria, de tecnología médica de última generación, o por lo menos cercana y pocos profesionales contratados para prestar servicios, en especial en el subsistema público, esto debido a los escasos recursos destinados por el y los gobiernos a este importante servicio público.
Como muchísimos compatriotas, hemos sido beneficiados con excelentes servicios médicos, aun en enfermedades muy graves, como las denominadas “terminales”, con el concurso de profesionales bolivianos.
Ya en los años cincuenta y sesenta, la Revolución Nacional que volcó esfuerzos para brindar una salud de calidad, aprobó el Código en Seguridad Social que, en la prestación de servicios de salud (de corto plazo) y en la salud pública, tuvo en el Hospital Obrero -entonces denominado Paz Estenssoro- a uno de los centros de excelencia médica, donde prestaban servicios profesionales de mucho prestigio. Una muestra de la salud pública en este periodo fue la presencia en el Ministerio de Salud Pública de prestigiosos médicos, como: Julio Manuel Aramayo, Jacobo Abularach, Guillermo Aponte Burela, Guillermo Jáuregui Guachalla, Hugo Rodríguez Serrano y otros, y fueron creados centros importantes de salud especializada, como el Hospital del Tórax y otros.
No nos llama la atención que el presidente del Estado Plurinacional busque atención médica en el extranjero, pues lo menos que tiene su régimen es el nacionalismo y prueba de ello es que casi todas las carreteras que se han constituido y se las construye, gracias a los altos precios de los “comodities”, las efectúan empresas chinas y extranjeras, dejando de lado a las empresas nacionales. En los tiempos de la Revolución Nacional eran empresas bolivianas las que construían carreteras, entre ellas la empresa “Bartos”.
Otra de las medidas anti nacionalistas del régimen populista del MAS, es la del “ultra liberalismo” en el comercio exterior, pues ahora todo importamos a costa de la liquidación de la industria nacional, llegando incluso a importar casi mil millones de dólares en alimentos que antes producíamos, en especial los sectores campesinos, que ahora han abandonado las labores agrícolas para dedicarse a actividades político partidistas, la prestación de servicios (en especial transporte) y al contrabando -salvando honrosas excepciones de campesinos que siguen trabajando la tierra).
Con mucha honra los bolivianos tenemos muy buenos profesionales y somos bien valorados en todas partes, como gente inteligente y trabajadora, pese a la recomendación del vicepresidente García Linera, de “infravalorar a los profesionales” en su proyecto político volcado a Internet en 2006.
El autor es abogado y politólogo.
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