“No es que te ralles así”

Si hiciéramos el perfil de un fracasado podríamos decir que sería alguien que es pobre, que no tiene mucha instrucción, que vive en una sociedad sin oportunidades y encima le gusta consumir bebidas alcohólicas.

Ronald Ramos calza en esta descripción. ¿Cómo es posible que un joven de 19 años con estas características se convirtió en uno de los personajes más conocidos del ámbito nacional y que incluso trascendió nuestras fronteras?

¿Alguien hizo posible tal hazaña? Y si no hubo un experto en redes que lo promocionó ¿cómo logró semejante reconocimiento? Es la colectividad anónima de las redes sociales.

El sentimiento y sencillez que irradia en el video difundido es muy divertido, y a la vez, entrañable.

Honestamente no recuerdo el nombre del Concejal alteño que le otorgó el reconocimiento, pero pregunto al lector si alguien no sabía del muchacho que pronunció esa frase, aunque no le conocíamos el nombre. Indudablemente la fama del muchacho no viene de la labor oficiosa del Concejo Municipal de El Alto.

Los críticos hablaron sustentados en lo normativo, en “el deber ser” y ajusticiaron al joven públicamente diciendo que es una aberración, es la barbarie de nuestro tiempo.

Es bárbaro -dicen los críticos- seguramente como lo fue Cantinflas o la India María que encandilaban al populacho con su mal hablar y que, hasta hoy, se sigue difundiendo sus películas.

Sorprende que las redes sociales obligaron a grandes cadenas televisivas a promocionar a alguien de cuna humilde y origen aymara como Ronald Ramos: lo imitaron, le compusieron música e incluso lo entrevistaron.

La “Candicha” de Confidencias, la tan querida “Imilla” de David Santalla o la “Satuca” de los Serrano (la cual llegó a presentarse en el show de Tinelli) -entre otros- son personajes preferidos de niños y adultos, pues nos recuerdan siempre nuestros orígenes, lo sencilla y humana que es nuestra gente.

Seguramente algo de esta tradición popular hizo que su video se volviera viral, aunque eso es lo menor, hay videos de borrachos que no se vuelven virales y hay muchos otros que volviéndose virales, como las travesuras y picardías de animalitos o situaciones jocosas, tienen su vigencia apenas un par de días. Este video por lo natural, representativo e irreverente del personaje, tuvo la virtud de continuar vigente hasta nuestros días, creo que estas frases que se vuelven una suerte de lugar común, nos ayudan a ser sociables, amistosos y rompen, de vez en cuando, el rígido formalismo.

Me molestó bastante la actitud de algunos presentadores de televisión de las “grandes redes” que entrevistando al muchacho lo denigraron, diciendo que él no es culpable de nada, que es “víctima”, cuando ellos logran sus audiencias muchas veces con situaciones jocosas o trágicas que vive la gente de a pie y que con eso se paga la planilla del canal. Y en este caso no le hacen un favor a Ronald Ramos, sino satisfacen únicamente a su teleaudiencia al entrevistarlo.

Espero que nuestro Ronald, rescatando su origen aymara y con su pasta de artista, encuentre un elenco apropiado que le permita desarrollarse, que siga destacando en sus nuevos emprendimientos, el tiempo y sus precarias condiciones de existencia lo dirán. Lo que sí sé es que es un buen muchacho: sincero, trabajador, solidario y de buen corazón. Lamentablemente, fruto del régimen general y de la política neoliberal impuesta hasta el presente en nuestro país, las condiciones de pobreza y la falta de oportunidades que tienen muchos jóvenes talentosos, son tal vez peores que las que tuvo Chaplin, en su tiempo.

Deseando que su frase, entre muchas otras, perdure dentro de la jerga popular junto a: “Fue sin querer queriendo”, “que no panda el cúnico” y las divertidas frases de la metafísica popular del Papirri.

El autor es docente titular de la UMSA y ex-rector de la UPEA.