De la antología de fábulas de A. Calderón
Iba un muerto tristemente
a su postrera morada,
y alegre un cura ese muerto
a enterrar se apresuraba.
Conducían al difunto
en carroza funeraria,
empaquetado y vestido
de una ropa que se llama
ataúd, ropa de invierno
y de verano, que gastan
los difuntos, y que nunca
por otro vestido...