Seguramente que uno de los personajes cruceños -y nacionales- que es víctima del trato más desconsiderado por parte del gobierno del MAS, es el gobernador Rubén Costas. Estar en su lugar debe ser algo insoportable, injurioso, pero que él está obligado a tolerar. Tener que asistir a actos con S.E., con el Vicepresidente y ministros, sabiendo que lo detestan, no es un asunto menor. El Gobernador se debe a su pueblo y por tanto tiene que dejar de lado sus sentimientos personales porque muchas cosas necesarias para el departamento pasan por el poder central, cada vez más fuerte en Bolivia.
Lo terrible de todo esto es el cinismo, la desvergüenza, con que S.E. y demás cohorte oficial tratan a Rubén Costas al invitarlo a reuniones o actos gubernamentales, donde tienen que estrecharse las manos en medio de sonrisas forzadas, cuando por debajo están conjurando ladinamente los “dos caras” de siempre, promoviendo procesos y pleitos contra el primer ciudadano de Santa Cruz. Sabemos de memoria que la meta del Gobierno es derribar al Gobernador y para eso intentan paralizar su labor, desacreditarlo, y nada mejor que perturbarlo en el trabajo no dejándole ni un minuto de paz con el acoso judicial, ese poder que el MAS utiliza a su completo arbitrio.
¿Veinte, treinta, o más procesos lleva sobre sus espaldas el Gobernador? En el fondo ya no interesa cuántos sean los juicios y cuántas las citaciones a audiencias, porque no importa de qué se lo acusa a Costas, sino el hecho de no darle tregua. El colmo es que hasta algunos políticos de pacotilla -que dicen representar a Santa Cruz pero que dudamos- tienen el atrevimiento de acusarlo de nimiedades y para colmo tienen una prensa que recibe democráticamente sus balbuceantes y calumniosas acusaciones. Son los individuos que han surgido a la vida pública de la mano del MAS, con el único compromiso de poner piedras en el camino del desarrollo cruceño.
El centralismo no quiere saber nada del pacto fiscal y, por el contrario, recorta cada vez más los recursos que le corresponden al departamento. Al Palacio Quemado no le interesa para nada las autonomías y la prueba está en que, hoy más que nunca, el poder central toma lo que le interesa y deja a las regiones lo accesorio o conflictivo. La única visión, la única meta de S.E. es ser candidato el 2019 y volver a gobernar por cuarta vez consecutiva, dizque porque le ha faltado tiempo para hacer de Bolivia una Suiza. Y en el plan, el Gobernador camba tiene que ser ignorado.
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