La víspera del concierto fui invitado a la triada de solistas del 15 de agosto pasado, en el Círculo de la Unión, cuando en la madrugada de este día viajé a Uncía, con esos trámites engorrosos en que se han tornado los de Derechos Reales. Pero me di modos para volver a la hora del concierto y comprobé que valieron la pena los apuros vencidos, porque los tres solistas que actuaron, Marco Pérez Aguilar, Lucas Viscarra Wilde y Gabriel Bilbao Toledo, demostraron virtuosismo en sus respectivas ejecuciones.
El piano de Pérez Aguilar, de una sentida y dulce delicadeza en el Concierto Nº 2, Op. 40 de Félix Mendelssohn, arrobó al auditorio plenamente, en particular en el adagio molto sostenuto, de una bella y cautivante interpretación.
El estreno mundial de “Un día en la ciudad sagrada” para clarinete del maestro Gastón Arce Sejas, dirigido por él mismo, fue un espectáculo increíble de incursión de un músico boliviano en la música clásica, con un tema difícil, como es incursionar en Tiahuanaco, donde Lucas Viscarra, a quien estamos acompañando en su crecimiento y evolución en el clarinete, precisamente en Bolivia Clásica, fue magistral; a ratos dialogando con el chelo de Andrea García, que también está mostrando su virtuosismo en este instrumento, en tantos conciertos en que se presenta. El clarinete mostró su sonoridad, como golpeando sus notas los monumentos pétreos de Tiahuanaco y al final esas gotas que no caen armoniosamente en el piso sino estrellándose por efecto del viento en las paredes rocosas del mítico monumento. El maestro Arce nos sorprendió con esta composición que nos situó vívidamente entre el laberinto del enigmático monumento.
Después del intervalo, Gabriel Bilbao Toledo acometió con su violín en la Fantasía de la ópera Carmen de Georges Bizet, en arreglo para violín y orquesta Op. 25 de Pablo de Sarasate, mágico y vibrante violinista español que encantó con su instrumento a fines del Siglo XIX, que también nos ha regalado la seductora y encantadora composición “Aires Gitanos”. Bilbao fue extraordinario, brillante y vibrante a ratos con la precisión del acompañamiento del chelo de Andrea García.
En fin, tres magníficos intérpretes colmaron la expectativa del auditorio que estaba con lleno completo.
A la magnificencia de los tres virtuosos hay que agregar nuestros aplausos a la orquesta que toca, cada vez con mayor pulcritud, gracias a la tesonera labor de su director Armando Vera. La presentación de Marco Pérez Aguilar, Gabriel Bilbao y Lucas Viscarra Wilde está realzada por otro acontecimiento singular, ya que los tres son acreedores a estudios en el extranjero, en la Real Academia de Música de Londres los dos primeros y el tercero con una beca de estudios en la Escuela Normal de Música de París, por lo que volverán nuestros músicos con más experiencia y virtuosidad en sus respectivos instrumentos.
Estos logros son de Bolivia Clásica, que se ha propuesto la promoción y difusión de la música clásica en Bolivia, inquietud y compromiso de nuestra Ana María Vera, con énfasis en la educación y formación de niños talentosos de Bolivia. Emprendimiento que en el pasado ninguna persona ni gobierno alguno realizaron.
A esto se suma el escenario que tan generosamente brinda el Circulo de la Unión, que se ha convertido en el referente cultural de la ciudad de La Paz, con espectáculos de tan extraordinaria calidad como el que comentamos.
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