COMUNICABILIDADES
Recientemente, un locutor de radio decía: “Dirigentes de los gremialistas se reunirán con autoridades de la Alcaldía de La Paz, ojalá puedan llegar a un acuerdo”.
Otro señalaba: “Nuevamente el centro de La Paz está completamente bloqueado, ojalá este problema pueda solucionarse a la brevedad posible para tranquilidad de los paceños”.
En la televisión, una presentadora señalaba con mucho énfasis: “Terrible accidente de tránsito, amigos, ojalá que los conductores sean más prudentes a la hora de conducir sus vehículos”.
Y un periodista deportivo argumentaba: “Ojalá que el director técnico entienda que el planteamiento debe ser distinto”.
Sí, amigos, la muletilla permanente de los comunicadores es “ojalá”. Esta palabra proviene del árabe y etimológicamente significa: “Si Dios quiere”.
En un sentido más amplio, la palabra “ojalá” denota “el deseo de que algo suceda”. Sin embargo, un comunicador profesional no puede terminar una información o un comentario con un deseo piadoso de que algo ocurra. Eso es bastante simplista.
Un comunicador profesional debe ir más allá, debe investigar los hechos y los antecedentes para hacer una prospectiva acerca de lo que podría ocurrir, tomando como referencia hechos similares ocurridos en el pasado inmediato.
Así reemplazaríamos el famoso “ojalá”, con los posibles escenarios a futuro, lo cual es un trabajo más serio, profesional e inteligente.
El “ojalá” equivale a pereza mental, es una “escapatoria” para no analizar los hechos, es un “facilismo” para salir del paso; nos convierte en víctimas de las circunstancias y en “soñadores más que hacedores”.
(*) Director ejecutivo de Xperticia. Empresa de Capacitación y Asesoramiento en Comunicación.
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