La administradora del centro María Esther Quevedo, Betsi Luna, afirmó que la falta de recursos humanos y condiciones de infraestructura dificulta el trabajo en este centro que acoge a 33 ancianitos.
El asilo Quevedo cuenta con dos enfermeros, uno que atiende a los abuelitos por las mañanas y otro por las tardes. El requerimiento de personal ya fue solicitado, aseguran, a las instancias pertinentes y que aún se encuentran en espera de una respuesta.
Otro aspecto que dificulta el trabajo en el centro es la infraestructura, si bien cuentan con un espacio amplio no tienen las condiciones adecuadas para facilitar la movilización de los ancianitos.
“Por ejemplo, no tenemos ramplas que puedan coadyuvar el tránsito de los adultos mayores ya que a muchos de ellos les resulta un tanto dificultoso movilizarse”, dijo.
Señaló que debido a esas carencias tuvieron que adecuar los ambientes de acuerdo con las necesidades de cada adulto mayor.
Es así que el primer y tercer nivel están ocupados por adultos que pueden desplazarse y el segundo nivel está dispuesto para aquellos que tienen dificultad.
Aclaró que si bien el centro se encarga de la población en total abandono, existen casos que según las investigaciones que hicieron cuentan con sus familiares, sin embargo son rechazados.
A pesar de las necesidades de los abuelitos ya sea económica, afectiva o de salud, los familiares deslindan toda responsabilidad “ni siquiera hacen acompañamiento cuando deben asistir al médico a una especialidad”, aseguró.
En el hogar, la persona más longeva cumplió 100 años y la más joven tiene 65 afirmó que cada uno tiene su particularidad y que el personal del centro de acogida se convirtió en una familia para los ancianos. “Somos su familia, somos sus médicos, sus amigos, enfermeros, etc.”, expresó.
Germán Apaza, uno de los enfermeros del hogar, lleva trabajando dos años y medio en el centro y coincidió con la administradora del hogar en la falta de recursos humanos y la adecuación de la infraestructura para que ayude en el desempeño de su trabajo y la movilidad de los mismos.
Lamentó que familiares de los adultos los visiten solo cuando éstos cobran su renta dignidad con el fin de quitárselos.
Afirmó que el factor común de los abuelitos es la depresión por la falta de visita de sus familiares que se olvidan de ellos mientras que los ancianos no dejan de pensar en sus hijos, hermanos y demás familiares.
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