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[Álvaro Riveros]

Clepsidra

Sólo sé que nada sé


Parafraseando al filósofo griego Sócrates, en esa célebre afirmación que intitula el presente artículo, el presidente Evo Morales dijo, en declaraciones recogidas por la radio Erbol en un acto político realizado en Cochabamba: “Este mes voy a cumplir 12 años de presidente y a veces yo mismo me pregunto y no entiendo qué estoy haciendo, qué está pasando”.

Aunque pareciera que ambas frases tienen mucho parecido, no por sus autores naturalmente, es bueno recordar que las emitidas por el sabio ateniense, aunque él no se consideraba tal, se debieron a uno de sus amigos que preguntando al Oráculo de Delfos si había alguien más sabio que Sócrates, la Pitonisa habría respondido que no había ningún griego más sabio que él. En una muestra de humildad, Sócrates dudó del oráculo y buscó a alguien más sabio que él entre los personajes más renombrados de su época, pero se dio cuenta que éstos creían saber más de lo que realmente sabían y, con justificada ironía acuñó esa frase.

En lo referente a nuestro “héroe”, pudo ser que muchos llunkus se apresuraron en consultar al oráculo de Orinoca, cuya Sibila habría respondido que S.E. era el insustituible y el llamado a nunca más dejar la conducción de la patria. De ahí su reciente afirmación de ser el mejor presidente que tuvo Bolivia, sin saber que un mal gobernante, es aquel que posee virtudes que no logra demostrar, salvo el de ser el gobernante con más años continuos en el poder y porfiar en la búsqueda de un nuevo mandato, a pesar de que las urnas le dijeron que no en un referéndum y los pueblos se lo recuerdan cotidianamente.

De nada valen sus aseveraciones de que muchos oriundos del área rural emigran a las ciudades con mucho sufrimiento y, que en su particular caso, “se fue de Orinoca al Chapare para mejorar su situación económica, no para ser dirigente ni presidente, sino para defender la hoja de coca que, a su entender, encarnaba la dignidad y soberanía del país y la liberación del pueblo boliviano”. Suficiente razón para agradecer a su providencial destino, que le deparó 12 años de una vida de comodidades y opulencia jamás disfrutada antes por presidente alguno, en la historia de Bolivia.

La carrera administrativa está inspirada en la carrera militar, donde la prelación y el escalafón tienen una especial importancia, por ello, el hacerse el quedadizo ocluye abusivamente el ascenso de las generaciones que aspiran a ocupar cargos de mayor jerarquía. Por más brillante que se considere un General, sería absurdo que pretenda eternizarse en su puesto por mas años de los que le permite el reglamento, con riesgo de frustrar los ascensos de los subalternos. En el caso de la Presidencia del Estado sucede lo mismo, especialmente cuando rige un sistema de alternancia democrática. Respetar este principio garantizará al mandatario de turno el respeto de su pueblo, al cumplir con su juramento constitucional y luego salir por la puerta más ancha del palacio de gobierno o de la casa del pueblo, e ingresar a la historia como aquel líder con el que soñaron sus votantes.

Al afirmar S.E. que el fondo del conflicto radica en que “no quieren que Evo sea otra vez Presidente” puede que esté en lo cierto. A Sócrates le costó la vida su irónico descubrimiento, de sólo saber que nada sabía.

 
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