La diversidad de situaciones, circunstancias y problemas políticos, sociales, económicos, etc. en que se desenvuelve el país y, más concreta y especialmente, el gobierno y parte de la población, muestran diferencias difíciles de compatibilizar; es decir, de llegar a condiciones de unidad y comprensión. Todo esto da lugar a que las diferencias sean abismales porque el gobierno y su partido pretenden reemplazar lo que el pueblo siente, piensa y cree.
La verdad es que el pueblo -gobernantes y gobernados- que consciente de sus derechos de tener libertad de expresión que refleja sus ideas, criterios, opiniones, sentimientos, creencias y derechos que son muestra permanente de su libertad de pensamiento que nadie puede suprimir o regular, controlar o manejar; sin embargo…
Hay diferencias abismales entre gobierno y pueblo porque la libertad de expresión del pueblo es permanente, porque es reflejo de su libertad de pensar y el pensamiento es inviolable, incontrolable e infinito porque nadie puede intervenir en él; es, en términos absolutos, expresión íntima de cada persona que obra conforme a sus criterios, ideas, pensamientos, sentimientos, creencias, virtudes y defectos, errores y aciertos; entonces, surge el principio de que la libertad de expresión del pueblo es eterna y, en cambio, la libertad de expresión del gobierno es por tiempo limitado – por mucho que tenga duración de muchos años – es, circunstancial.
Pero el pueblo, en representación de ambas posiciones, ejerce su libertad de expresión mediante la prensa o sea a través de los medios de comunicación que son prensa, radio, televisión, sistemas alternativos, redes sociales de comunicación en todas sus formas expresivas o demostrativas. La libertad de expresión y de prensa es parte de las libertades que, especialmente en democracia, es derecho incuestionable del pueblo y del gobierno.
Lo expuesto demuestra que la libre expresión es esencia y razón de ser de la libertad y ello da lugar a que el gobierno debe estar al servicio del pueblo y no encima de él; esto implica reconocimiento tácito y terminante de que la libertad de expresión practicada responsablemente es un derecho inalienable y permanente del ser humano; pero, lamentablemente, en trece años de gobierno del MAS, existe la creencia de que el derecho es pertenencia solamente de quien está en el poder y desde él puede y debe imponer lo que convenga solamente al régimen “porque ha sido elegido por mayoría de votos de la población”; criterio ajeno a la verdad y que no es compatible con la democracia y menos con la libertad. Estas políticas dan lugar a la presencia de algunos funcionarios que imponen su autoridad muchas veces violando la legalidad y contradiciendo el sentido y razón de ser de la libertad en democracia que, en buenas cuentas, puede implicar abuso e imposición del poder utilizando la fuerza, desconociendo y violando toda la libertad que, en democracia implica adjudicarse el derecho de disponer de lo que pertenece al pueblo.
Cuando hay imposiciones por la fuerza se violan las libertades civiles que dan a las personas la posibilidad de ser reconocidos en su libertad personal porque las libertades políticas le brindan a cada persona la posibilidad de ejercer el derecho de elegir y ser elegido, representar y ser representado y, por otra parte, los derechos sociales permiten desarrollar su dignidad, así como realizarse según su propia voluntad. Todo esto implica que hay igualdad para todos sin distinción alguna porque todas las personas son consideradas de la misma manera, a pesar de las diferencias de criterios, ideas, pensamientos que haya entre ellas dando lugar a que se entienda que democracia no solamente es darle más poder al pueblo, sino conseguir más igualdad en los beneficios y menos desigualdad en lo que sea negativo y, cuando se trata de los gobernantes, menos importa quien tiene el poder, sino más importa cómo funciona, qué efectos produce y si actúa conforme a la Constitución y las leyes en pro del bien común.
Mientras el gobierno del MAS no comprenda que la libertad de expresión es derecho del pueblo, se hará muy difícil compatibilizar posiciones, conseguir acuerdos y arribar a entendimientos constructivos; en otras palabras, hay urgencia de tener conciencia de país y que todos debemos servirlo y no servirnos de él; que todos, por lo que toca a estas generaciones y a las futuras, obligan a conductas que impliquen unidad y vocación de servicio en términos de igualdad y goce de la libertad en vida democrática.
La libertad de expresión es, pues, derecho del pueblo y del gobierno tanto cuanto se la ejerza responsablemente en servicio y beneficio del bien común. Medios de comunicación y periodistas son voces en libertad de pensamiento y sentimientos del país. Por todo ello, esta libertad, parte fundamental de la vida en democracia, no puede violentarse ni cuestionarse y menos someterse a consignas contrarias a su seguridad y vigencia; es, en síntesis, símbolo de la trilogía que permite vida digna a los pueblos: Libertad, Democracia y Justicia.
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