En Bolivia el voto universal fue asumido bajo las banderas de la Revolución Nacional, el 21 de julio de 1952. Fue una medida que significó el paso trascendental a la modernidad en el pensamiento y la praxis política. Un hecho que abrió el ancho abanico del sufragio en el país.
Posiblemente con esa actitud se quiso rendir homenaje a los seis años de la trágica muerte del presidente Gualberto Villarroel, un hombre comprometido con los amplios sectores sociales y los segmentos de asalariados que deseaban mejores días. “No soy enemigo de los ricos, pero soy más amigo de los pobres”, decía.
Hasta entonces el voto no sólo era restringido, sino excluyente. Las mujeres no participaban de los eventos de consulta popular. Estuvieron marginadas, porque se las consideraba como objetos, adornos del brazo de los varones, encargadas de las labores domésticas. “Una mujer superior en elecciones no vota, y vota el pillo peor; (permitidme que me asombre) con sólo saber firmar puede votar un idiota”, escribía la poetisa cochabambina Adela Zamudio.
Las personas que no sabían leer ni escribir no votaban, tampoco quienes no tenían una renta mínima. La edad para sufragar fue de 21 años de edad. Siempre y cuando uno haya adquirido el abecé.
En este marco surgía el gobierno de los “mejores”. Es decir como resultado de un “voto calificado”, pues apenas el tres por ciento de la población total de Bolivia participaba en las “justas electorales”. El país tenía a principios de la década del 50, del siglo pasado, una población de más de tres millones de habitantes.
Esa fue la realidad que se vivía en la era de la oligarquía minero - feudal. En consecuencia: ésta se imponía en una “democracia representativa”, fundada, básicamente, en el “voto calificado”. Las minorías privilegiadas “hacían y deshacían” de los supremos intereses nacionales, en consonancia con sus propósitos sectarios, mientras el pueblo subsistía ávido de un destino mejor.
El voto universal, que resume los principios básicos de Revolución Nacional, determinó conceder el derecho a voto a todos los bolivianos, cualquiera sea su condición social, su sexo, instrucción, ocupación o renta.
Gracias a este sistema los grupos marginados adquirieron carta de ciudadanía. Adquirieron el derecho al sufragio. Llegaron a ser ministros de Estado, parlamentarios y presidente, inclusive.
En suma: el sufragio universal logró profundizar la democracia boliviana. Fue una conquista de la Revolución Nacional de 1952.
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