Martha Huanca Apaza
El objetivo de las dinámicas para el maestro es iniciar una actividad de manera positiva y afectiva. Va asociada a la palabra ánimo, la cual representa valor, esfuerzo, vigor, entusiasmo. Abarca para todo recreador el rol de motivador y facilitador de las condiciones mínimas necesarias para el disfrute de actividades programadas. Estas dinámicas pueden variar, según la ocasión, y se las puede realizar en grupos pequeños o medianos.
Objetivos: El animador o recreador que realiza y ejecuta un programa recreativo debe conocer el interés en el cual se centra el grupo y tomarlo en cuenta cada que se realice una actividad recreativa. Un buen conductor de actividades, centrado en los miembros de su grupo, debe motivarlos, aprovechar sus recursos recreativos, capacidad de trabajo y organizativa, para lograr de esta manera que sean ampliados, con los objetivos previstos.
Motivación: Su importancia radica en romper el hielo, para entrar progresivamente en la actividad planteada. Debe ser generada en función de madurez, edad y nivel cultural.
El objetivo de la técnica de Hacer es motivar la expresión grupal e individual a través de escritura, representación, dibujo, juegos y actividades manuales.
La técnica del Análisis es el sometimiento de los resultados de la etapa anterior a un análisis grupal, cuyo objetivo es compartir, reflexionar y obtener conclusiones.
La Asimilación nos ubica en el fin del ciclo de los objetivos previstos y sus resultados, que es el aprendizaje grupal.
ALGUNAS DINÁMICAS
Las frutas están en la canasta: Los participantes deben colocarse en círculo con sus respectivas sillas. El asesor del grupo se dirige a algunos participantes y les dice: “limón, piña, lechosa”; el aludido debe decir el nombre de la persona que está a su derecha. Luego se dirige a otro participante: “Melocotón, manzana, pera”, y éste deberá decir el nombre del compañero que está a la izquierda. La orden deberá darse varias veces y a diferentes participantes. Cuando se observe que están distraídos y se ha nombrado a todos, se dice en voz alta: “Las frutas están en la canasta”; luego, todos los participantes deberán cambiar de lugar, mezclándose en todas las direcciones, pues nadie podrá quedarse en su puesto original. Con la orden: “Las frutas están en la canasta”, luego de repetirse 2 o 3 veces, aquel que está dirigiendo el juego ocupa una silla y continúa el juego, reemplazando a la persona que quedó sin silla. A cada jugador se le da el nombre de tres frutas o tres veces el nombre de una misma fruta.
El náufrago: Uno es el capitán, que dirigirá el juego. Todos los demás serán tripulantes. El barco va a naufragar y todos deben seguir las órdenes del capitán. Según el número de participantes se nombrará a dos ayudantes que tirarán al mar a los que se equivoquen, de esa manera salen del juego. El barco se hunde y el capitán dice: “hagan grupos de ocho, de 7, de 6”, etc. Todos los que queden fuera de un grupo salen del juego.
Es necesario hacer reflexiones que sirvan de aplicaciones a diversas actitudes ante la vida.
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