Gobiernos y estados buscan nuevas perspectivas de desarrollo mediante pactos o acuerdos de integración comercial multilateral, por el entendido, básicamente, de que solamente la conjunción de esfuerzos hará posible el milagro de un mundo mejor. Es decir con techo, pan y libertad.
Iba en esa dirección el ideal confederativo que propugnaba el Gran Mariscal Andrés de Santa Cruz y Calahumana. De esa histórica concepción surgió la Confederación Perú – Boliviana (1836-1839). Pero esa inquietud fue duramente combatida por fuerzas retrógradas y cavernarias. Hoy pudo haber sido bien recibido ese proyecto que tenía por objeto buscar días más llevaderos para dos naciones hermanas.
“Los gobiernos pasan y los pueblos quedan”, reitera la voz popular. De veras que los gobernantes pasan a la historia, queridos u odiados, con logros o frustraciones, con cicatrices o condecoraciones, con la frente en alto o con la frente gacha.
El visionario político - militar, Mariscal Santa Cruz, pasó a la historia revestido de una notoriedad única en la región. Pues fue dejando profundas huellas de integración de dos pueblos que buscaban un destino común. De este modo fue rodeado por el cariño, la admiración y el respeto, en el interior y en el exterior de nuestras fronteras. Y se ha ubicado en el pedestal de los imperecederos. ¡Santa Cruz no ha muerto, vive en la memoria! ¡Sus principios integracionistas se robustecen día que pasa!
No sólo para nosotros el Mariscal Santa Cruz fue un portentoso boliviano, sino para muchos habitantes de otros países que nos circundan. Ello porque se propuso introducir profundos cambios. Aunque fue una tarea que quedó trunca. Aún no ha nacido el sustituto de Santa Cruz, ni en el occidente ni en el oriente. Es decir un hombre con las mismas cualidades intelectuales, políticas y militares que él.
Fue un militar con sólida formación cívica y conocedor del territorio patrio. En su agenda no estuvo ausente el tema del mar. Ese lejano territorio entonces.
“Convencido de la importancia que tenía para Bolivia el asentamiento de su soberanía sobre aquel territorio Litoral, se trasladó personalmente a Cobija en 1832, sufriendo toda suerte de incomodidades, en un largo y penoso viaje”, escribe Federico Bascón Carvajal (*).
El presidente Santa Cruz en 1829 elevó el Partido de Atacama a la categoría de Departamento, con su capital Cobija o La Mar. Estableció, mediante decreto de 26 de noviembre de 1832, un servicio semanal de correos entre Potosí y Cobija. Dispuso, asimismo, por otro decreto, de 3 de enero de 1833, la instalación de una administración de correos.
En suma: el propósito del presidente Santa Cruz fue la integración nacional e internacional.
(*) Federico Bascón Carvajal: “7 Capítulos en la vida del Gran Mariscal Andrés Santa Cruz”. Imprenta Nacional, La Paz – Bolivia, 1965. Pág. 20.
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