Clepsidra
Mediante esta cálida fórmula hemos querido saludar, hoy día, el feliz arribo de Juan Guaidó Márquez, presidente encargado de la República de Venezuela, al aeropuerto internacional de Maiquetía, en Caracas.
Fueron innumerables las especulaciones que se tejieron sobre el paso que este bizarro guerrero daría, luego de su aparentemente infructuosa tarea de introducir ayuda humanitaria a su país, dada la férrea y criminal oposición interpuesta a esa noble labor, por parte de un régimen que no tuvo empacho en asesinar a inocentes venezolanos e incendiar dicho socorro, bajo el absurdo pretexto que éste era la punta de lanza de un golpe de estado que se estaba gestando desde los EEUU.
Quienes se han sentido abatidos por la fallida incursión de la ayuda humanitaria a territorio venezolano, programada para el pasado sábado 23 de marzo, y han visto en ella un fracaso de la política arropada por 55 países que respaldan a Juan Guaidó, deberán reconsiderar su posición, bajo los siguientes argumentos:
Con la llegada de Juan Guaidó a su tierra natal se ha puesto en evidencia una clara ruptura de la cadena de mando militar que, al no cumplir la orden anunciada por Maduro, de apresarlo apenas ponga pie en Venezuela, no solo ha corroborado su insubordinación, sino también su pérdida total del miedo a los organismos de inteligencia cubanos que, con seguridad, conocían perfectamente el itinerario de Guaidó.
A su vez, el comité de recepción de alto nivel diplomático que recibió a Guaidó en Maiquetía, integrado por embajadores europeos, latinoamericanos y otros, frenó cualquier intento descabellado de atentar contra Guaidó y su esposa. Asimismo, este episodio desveló una virtual ruptura entre Maduro y Diosdado Cabello, de lo que se infiere una peligrosa fractura en los cimientos monolíticos de la dictadura.
Es importante relievar la existencia de militares que no están comprometidos con el narcotráfico ni con el crimen organizado, y que pese a ser muy contados, representan a aquellos que ya muestran soterradamente su cansancio con los milicianos, las pandillas, y toda esa gama de comisarios alcahuetes cubanos, que tanto miedo y terror infundieron en las filas castrenses venezolanas.
Ahora bien, la crisis económica es asfixiante, y flota en el aire el fantasma de una inminente intervención militar que, dicho sea de paso, está regulada por el Art.187 inciso 11, de la CPE venezolana. Si bien dicha solución está casi totalmente descartada, los progresivos reconocimientos a Guaidó acrecientan su legitimidad, acto que paradójicamente contraviene el deseo del déspota, que se escuda en un supuesto apoyo de chinos y rusos, que estarían dispuestos hasta de inmolarse por Maduro. Empero, de presentarse tal coyuntura, se trata de tigres de papel que solo defienden la deuda que los chavistas contrajeron con ellos y la consideran perdida, de cambiar eventualmente los jugadores que asistan a esta mesa.
“La charla sobre Venezuela”, sugerida con urgencia por el canciller ruso Serguéi Lavrov, al Secretario de Estado Nick Pompeo, es más que reveladora, ya que se trata de hablar sobre los más de 35.000 millones de dólares que están en juego y que, con seguridad, quitan el sueño de chinos, rusos y mafiosos del “Cartel de los Soles” que, más que barajar algún país que les brinde asilo, están preocupados en poner a buen recaudo el dinero que robaron a Venezuela y, por supuesto, no está en rublos, ni en yuanes chinos, sino en dólares capitalistas muy fácilmente detectables por el perverso Imperio. De esta manera el sueño les será muy pesado, y no podrán despertar saludando al nuevo día con un, “Buenos días Democracia”.
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