Sobre el tema escribí varias veces, el éxito del capitalismo norteamericano es medible e innegable: dejan de ser consumidores netos para ser exportadores de petróleo y gas a nivel global. Superando, inclusive, a Arabia Saudita.
Desde 1950 Arabia Saudita llevó “la batuta” en la música de los negocios en oíl. Ahora es Estados Unidos.
Les guste o no a los ultra-ambientalistas y a los de ideología izquierdista, el capitalismo liberal en los negocios de energía -o sea, la poca intervención del Estado y el mucho empuje del mercado- ha desplazado las visiones pro-estatistas y populistas en el manejo de la industria.
América Latina se equivocó, nuevamente, con sus nacionalizaciones e imposiciones de visiones estatistas/populistas/socialistas en el rubro. Los enemigos del gas se volvieron a equivocar.
Veamos datos: (según estimaciones de Rystad Energy, con sede en Oslo y de la Administración de Información sobre Energía -EIA- en Washington) a fines de 2019 Estados Unidos tendrá exportando alrededor de 9,5 millones de barriles/día de petróleo (ahora en marzo exporta 8 millones de barriles/día) en comparación con los 9 millones de barriles/día que exporta Arabia Saudita.
Estados Unidos ya produce más petróleo que cualquier otro país en el mundo. ¿Qué les parece? ¿Fracasó el capitalismo?, ¿murió el liberalismo? Nada de eso. Está muy vivo y dándonos lecciones: el mercado siempre tiene la razón y se mueve sobre la base de la oferta y demanda, es el mercado quien acomoda las fichas de la sociedad.
La estimación de la Secretaría de Energía de Estados Unidos es que para 2020 EEUU exportará más energía de la que importa, rompiendo el antiguo desbalance: desde 1953 tenían déficit en energía.
Ello implica que Estados Unidos tendrá su anhelada independencia energética.
Se debe destacar el esfuerzo del estado norteamericano: regulación moderna y con facilidades para la industria. Y obviamente se debe destacar el esfuerzo del empresario norteamericano, siempre innovador y vanguardista de esa industria sostenida por el capital privado. Una vez más se demuestra el éxito del capitalismo norteamericano en estos menesteres.
Otro elemento a no perder de vista: sumada a la ecuación del capital privado, la tecnología, la innovación y el emprendimiento, está el famoso fracking: a los ultra-ambientalistas no les va a gustar, pero el éxito de la industria norteamericana de oíl& gas es gracias al shale (producción de petróleo y gas no-convencionales vía fracking).
Los temas ambientales siempre están siendo objeto de cuidado y normativa muy estricta: pero nada detiene el progreso con energía, vía shale. Hay un “boom” de negocios en petróleo y gas vía shale, cuya “capital” es el estado de Texas (cuenca Pérmica, centro de la industria y el campo petrolero más grande del país).
La producción de shale (gas y petróleo) es cada vez menos costosa, más rentable y el mercado exige más gas natural como elemento “de transición” entre fósiles y renovables, dado que el gas, como siempre decimos -y es parte del mandato del grupo G20-, es el puente entre la vieja energía (fósiles) y la nueva (renovables).
Todo está en dejar que las fuerzas del mercado hagan su trabajo, sin ponerles tantas trabas.
@BorisSGomezU
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