Tal vez sin que se den cuenta los caudillos y líderes del mundo, la humanidad se encuentra preocupada y hasta angustiada por la diversidad de problemas que confronta la mayoría de los pueblos porque no se trata solamente de guerras que se desarrollan en muchos sitios, sino por la presencia del terrorismo, la acción de guerrillas, los crímenes contra mujeres, niños, ancianos y personas de toda edad; los asaltos y matanza en colegios y centros de reunión en varios países, sino también por los extremos de pobreza y dejadez existente en la atención de salud, vivienda y provisión de alimentos.
No cesan las luchas en Siria con una guerra que cobra miles de muertos sin distinción alguna de niños, mujeres y ancianos; las partes contendientes, con apoyo logístico de algunas llamadas potencias del mundo; no cesan en el desarrollo de enfrentamientos y destrucción; bombardeos a ciudades y pueblos sin consideración alguna “porque hay que destruir los reductos causantes de la guerra”.
La emigración de sitios se ve lastimada y perjudicada por la insolidaridad de algunos países que no proveen de sitios de refugio para miles de personas; pero surgen a la vez, en los gobiernos e instituciones de muchos países, por lo que pudiesen hacer algunos de los inmigrantes que, con seguridad, albergan en su seno, debidamente mimetizados, a algunos terroristas que buscan sembrar muerte y destrucción. Los extremos a que se ha llegado en Venezuela y Nicaragua que han causado miles de muertos, heridos y millones de emigrantes en pos de salud, alimentación y condiciones de vida dignas que buscan respeto a sus libertades y derechos mientras dos dictadores convertidos en tiranos para sus pueblos -Maduro y Ortega - apoyados por las fuerzas militares, no vacilan en desarrollar las acciones más inhumanas.
La ciencia y la tecnología crean más instrumentos para la muerte que para la vida porque la soberbia produce más armas convencionales capaces de destruir a la humanidad. Por su parte, ciencia dedicada a la vida está constreñida por magros presupuestos que no permiten combatir al cáncer y otras enfermedades. Países que levantan más “muros de la vergüenza” (al estilo Berlín Oriental) para coartar libertad y vida. Hay situaciones que muestran desconfianza y dudas entre partes como ocurre con dirigentes de Estados Unidos, Rusia, China, Corea del Norte, cuando el hombre necesita amor y libertad para alcanzar una paz cierta y permanente.
Fenómenos naturales como terremotos, inundaciones, erupción de volcanes, destrucción de edificios y puentes, se unen al derrame contínuo de petróleo en los océanos; la acción del narcotráfico que con precursores destruye bosques, contaminan aguas, envenenan vegetación y tierras aptas para cultivos. Esa acción del narcotráfico que complota contra todos al producir, comercializar y alentar el consumo de toneladas de cocaína y otras drogas alucinógenas van unidas a las acciones vandálicas de criminales de toda laya. Las políticas de desaceleración de la economía causan daños a todo el mundo y en especial a los países pobres y subdesarrollados que padecen hambre, enfermedades y falta de muchos medios de vida. Pero organismos internacionales lanzan comunicados y proclamas que resultan inútiles porque lo poco que abarcan FAO, UNESCO, UNICEF y otras entidades es casi siempre insuficiente; sin embargo, el mundo rico y desarrollado cada vez está más pendiente de los adelantos en armas y excesos para beneficio de pocos desestimando a una humanidad que vive angustiada no solamente por la pobreza y las enfermedades sino por las conductas frías de quienes podrían alcanzar mucho en favor de muchos y no lo hacen.
Hay, pues, infinidad de problemas que afligen a la humanidad, sin embargo, las llamadas “grandes potencias”, aceptan que los armamentistas, bajo el falso principio: “Si vis pacem parabellum” -Si quieres la paz, prepárate para la guerra- fabrican más armas que, comparativamente con las utilizadas en la Segunda Guerra Mundial, son cien veces más mortíferas y contundentes. Saben los gobernantes de países propiciadores de la fabricación de armas que ninguna guerra pudo garantizar la paz para los pueblos o, si lo hizo, fue parcial y momentáneamente; casi siempre, luego de pequeños períodos de paz, se han presentado nuevos conflictos en que hubo más muertos. Hoy, vivimos esa situación en que tan sólo el 10% de las ojivas nucleares instaladas en diversos sitios del globo, alcanzaría para destruir el planeta; pero, no obstante esa certeza, el potencial de armas en todos los países ricos y hasta algunos países pobres aumenta discrecionalmente.
Cuando se piensa y analiza lo que debería angustiar y preocupar a la humanidad, se llega a la conclusión de que más puede la soberbia que la humildad, mayor es la incomprensión para remediar situaciones conflictivas y menor es la solidaridad con quienes necesitan salir de la extrema pobreza; más carestía hay de virtudes que se hagan valores y principios y se da lugar a la presencia de regímenes que hacen fe de las armas y la discordia entre los pueblos, más contundente es el deseo de dominio de unos sobre otros y más se alejan las posibilidades de una paz permanente y constructiva y, con todo ello, más alejamiento de Dios y sus mandamientos que establecen que la paz sea el bien que exista en todos los pueblos porque debe reinar en el corazón de todos los hombres.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |