A pesar de lo que dicen algunos políticos, hay casos de pobreza que conmueven a nuestra población. Un ejemplo de ello es el desplazamiento de grandes cantidades de campesinos del norte de Potosí a la ciudad de La Paz, en busca de ayuda para su sustento. Vemos a mujeres con niños en situación de tanta carencia que parten el alma de quien los contempla. Y la ciudadanía pregunta ¿qué hacen al respecto autoridades potosinas y nacionales?
También se observa pobreza en la ciudad de El Alto, que pese a su crecimiento impresionante adolece de fuentes de trabajo. El Alto se expande, pero con grandes problemas, que afectan a sus pobladores. La inseguridad ciudadana ha aumentado, por delitos cometidos contra personas. Pero aparecen edificios lujosos, llamados cholets, sin que se sepa en algunos casos cuál es el origen del financiamiento para tales obras.
Mientras tanto, los contactos con gobiernos de países lejanos, como Rusia, son considerados como estrategias preelectorales que sirven de poco. Ni qué decir de los fuertes vínculos que tiene el gobierno con Cuba y Venezuela, que en realidad son apoyo político, que posteriormente tendrán efectos negativos para Bolivia. La actual política de izquierda del actual gobierno pone en duda muchos proyectos, como el Tren bioceánico, que equivocadamente el gobierno ofrece al Perú, ignorando el plan de presidentes de derecha de país vecinos, que plantean un trayecto más corto y efectivo. Comenzaría el trayecto en Puerto Murtinho, pasando por Paraguay y Argentina hasta concluir en Chile.
Por razones políticas Bolivia está excluida de este proyecto. El ex presidente peruano Pablo Kuczynski dijo que el tren que pasaría por Bolivia era muy caro (10.000 millones de dólares aproximadamente). El Presidente boliviano, amigo de Rusia, China e Irán, está mal asesorado, lo que perjudica al país.
Y en el país Santa Cruz tampoco se libra de males como la pobreza y la delincuencia, que crecen en forma alarmante, con asaltos, robos y ataques violentos a personas. Por otra parte, el aumento del narcotráfico está afectando a la sociedad cruceña, así como preocupa la presencia de gran cantidad de extranjeros indocumentados, como peruanos, colombianos y brasileños.
En el oriente cada vez es más frecuente la presencia de avionetas que transportan droga, desde pistas de aviación clandestinas y la Fuerza Antidroga muchas veces se ve rebasada por los narcotraficantes, que actúan con medios modernos para procesar cocaína y llevarla a los mercados del exterior.
El problema del narcotráfico también lo soporta Cochabamba, particularmente porque no se sabe hasta qué punto ha llegado la disminución de cocales en el Chapare. Por otra parte, los cocaleros de los Yungas de La Paz están en enfrentamientos constantes con el Gobierno, lo que tarde o temprano va a tener consecuencias políticas.
Por ello los analistas políticos consideran que Bolivia no es una taza de leche, mientras que la opinión pública del país ve problemas sociales de todo tipo, situación que solo podría cambiar con un Gobierno democrático, que unifique el país y no provoque enfrentamientos entre bolivianos. Lo cierto es que Bolivia necesita para progresar paz y unidad.
El autor es Profesor Emérito de la UMSA.
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