Evo, exacerbado por su etnocentrismo, odio por la República; de inicio (2006) desdeñó el razonamiento científico, técnico y profesional, mostrándose como un epítome de la anti-ilustración, si por ilustración se entiende la irrupción de la razón. Frank P. Ramsey dice que algunos “líderes”, políticamente, asumen su capital tangible que se “puede tocar y sentir”. Evo -¿por buena suerte?- fue favorecido con el boom de las materias primas que de 12$ el barril en gobiernos neoliberales, subió a 100$ permitiéndole exportaciones por 14.000 MM$. A esta “bonanza”, le antepuso su imagen/marca “Evo” como capital intangible “que no se puede tocar y sentir”, pues es una representación mental que se “adueña” del imaginario (deseducado) social.
¿Por qué acude a la odiada “psicología imperial”? Robert Wetteland, explica: para atolondrar con su “repetitiva” difusión (condicionada) de un estímulo (Evo) generando un reflejo psicológico o aceptación inconsciente (similar a Gobbels con Hitler). Este mecanismo, normalmente, reitera el autor, no es eficaz con personas más educadas. Por ello, ahora rumbo a las elecciones de octubre 2019 “promete lo que queramos” a cambio del 100% de votos, como en Morochata. Es más, algunos mandos medios, como Rolando Cuéllar, Jefe Departamental del MAS Santa Cruz, llama “sinvergüenzas” y “vividores” a Carlos Romero y Hugo Siles por imponer candidatos a dedo, “¿dónde quedó la “organicidad” del MAS?
La imagen/marca, en este caso, no es marketing político, pero éste emplea sus propios recursos. En este caso, es el acto “biunívoco” socioeconómico para el propósito “re-eleccionario”. Basado en Ramsey, “Evo” utiliza recursos ajenos, es decir, el dinero de todos los bolivianos para su pretensión, induciendo con su capital intangible al soberano; ahí están muchos funcionarios públicos que, condicionados, no dudan de su caudillo, como otrora lo hiciera el cubano “Fidel”. Esta campaña “icónica” -14 años- defenestra las leyes, es ilegal e ilegítima. Y es que se lo puede reutilizar permanentemente en diversas campañas, posicionando al caudillo. Es decir, el capital intangible significa ahorro de tiempo. Su objeto es obnubilar a las personas (deseducadas) para disimular: abusos; demagogia; corrupción, narcotráfico y –hasta- ofertas “ficticias”, además de cooptar votos.
Por esta ofuscación se sigue engatusando con el “voto duro” que llega al 30% dicen, no se percatan que ese 30% los “apoya” para seguir medrando las arcas del Estado. Evo Morales Ayma lo confirma: “antes tenía (yo) que rogarme para que sean candidatos, ahora se pelean para ser candidatos”. Volviendo al capital intangible “Evo”, éste ha sido promovido –por años- mediante un algoritmo: pasos de cálculo o proceso analógico para posicionarlo y atolondrar con sus obras intrascendentes; postergando necesidades acuciantes; como la salud, el trabajo, la educación.
Así, la oposición “opa” no se percata que deben “devaluar” esta “marca” hacia los comicios de octubre. Percatarse de que Bolivia está en indefensión. Ortiz tiene la obligación de una “autocritica”. Ni hablar de Patzi, y los demás afines al MAS. El candidato de CC –con más opción- debe precisar su capital tangible e intangible para encarar la contienda. Educar explicando claramente que el “voto duro” de “Evo” es un bluf. Denunciar que la campaña del “ilegal”, está medrando recursos –ajenos- cerca a los 200 MMBs. Reflexionar a los funcionarios públicos sobre que el voto es secreto.
El autor es Director del Centro de Investigación, Servicios Educativos y de Comunicación (Cisec).
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