Observamos todo y sufrimos en silencio

Observo todo a mi alrededor, y cada vez me convenzo de que estamos viviendo las peores situaciones de violencia en Bolivia. No necesito describirlas al detalle, todos las conocemos y son duras por la forma cómo proceden los agresores hacia mujeres, niños y adolescentes.

Pónganse a pensar ¿Quiénes las están provocando?

El sexo masculino en su mayoría, sabemos que hay mujeres desalmadas también, como esa tía que flagelaba al niño de 9 años en Quillacollo.

¿Dónde tiene que influir el Estado en coordinación con sectores de la sociedad?

En el sistema educativo, concientizando y sensibilizando a los estudiantes. Es urgente crear una o dos nuevas materias como “Conciencia Social” y “Principios y Valores” y eliminar a algunas que no tienen beneficio.

También en los funcionarios de entidades públicas y en los funcionarios del sector privado. Aquí la CEPB y las federaciones empresariales ya deberían plantear una campaña en su sector.

Asimismo en los trabajadores de las construcciones (albañiles, capataces, técnicos). ¿Saben por qué? Los sábados por la tarde se van a embriagar y jugar rayuela con sus amigos. Beben hasta quedar muy borrachos, se caldean entre ellos y cuando llegan a sus hogares empieza la pelea con sus parejas, concubinas o esposas. Las golpean hasta matarlas.

Se debería ingresar a las cárceles de toda Bolivia con brigadas de psicólogos, psiquiatras y trabajadores sociales para indagar qué está pasando por la mente de los agresores, qué cosas han vivido en su niñez y adolescencia para que obren de esa manera. Una vez con esos resultados se podrá saber dónde está el problema y actuar prontamente.

Nosotros, Civoac, estamos trabajando con mucho esfuerzo en este proyecto social piloto de voluntariado, llamado “Gente valiente y consciente, previniendo la violencia”, como una propuesta de lo que se podría hacer para tratar de cambiar de pensamiento a las personas.

Ese cambio no es de la noche a la mañana, requiere tiempo. Y justamente en eso estamos.

Ojalá las autoridades hagan una campaña, pero de verdad efectiva, donde veamos un despliegue de Brigadas Antiviolencia, hablando en quechua, aymara y español, en municipios, cantones y ciudades.

Querer es poder. Todos contra la violencia.