Nuestro idioma oficial, el español, dice que dignidad es la calidad o decoro de las personas en su comportamiento, y en sociología es la consideración en el concepto y trato hacia una persona, por sus cualidades, especialmente morales. También se considera digno al merecimiento positivo o negativo de algo, así se dice es: “digno de compasión”, “digno de un premio”, etc.
El presidente-candidato del Estado Plurinacional en sus diarios discursos de proselitismo suele mencionar que ahora el pueblo es digno, seguramente porque el país ya no pide ayuda de los países desarrollados, pero por otra parte nos hemos endeudado en más de nueve mil millones de dólares, habiendo sido beneficiados, en el inicio de la gestión de este gobierno, por condonaciones de organismos de crédito internacional y países acreedores.
La realidad distinta de los discursos del oficialismo es que fuera de nuestro país nos miran y nos tratan a los bolivianos con displicencia, pues cuando llegamos a algún aeropuerto o puesto fronterizo, somos objetos de una revisión exhaustiva de nuestro equipaje, pues nos ven como gente que vive en medio de la “coca”, que en el habla común en el extranjero es sinónimo de cocaína, y como se hace propaganda de que “acullicamos o mascamos coca”, en consecuencia nos consideran “cocainómanos” y probables traficantes.
El constante descubrimiento de compatriotas que llevan cocaína en avionetas, vehículos, en sus cuerpos, valijas etc., a otros países, además de haber sido nuestro país señalado como un “narco Estado”, nos hace ver como gente que convive con este grave delito. A esto se suma que el presidente del Estado Plurinacional, es el presidente y jefe sindical de los que producen la hoja de coca destinada al narcotráfico.
Otro de los motivos para que padezcamos maltrato en el exterior, es que somos considerados un pueblo bárbaro, que “lincha” o asesina a supuestos delincuentes sin previo juzgamiento por las autoridades competentes, pues estos actos de verdadera barbarie, amparados en la denominada “justicia comunitaria”, han sido objeto de intervención de algún organismo internacional y tema de libros premiados en Europa. Estos crímenes colectivos son encubiertos por un “pacto de silencio” de los autores, que así se hacen impunes ante semejante crimen.
Una de las causas para estas conductas es la “desinstitucionalización” del Estado, por las políticas del actual régimen de gobierno, que para imponer su hegemonía política ha puesto a todas las instituciones públicas a su control y servicio a sus intereses de perpetuarse en el poder, en especial del Órgano Judicial que ha perdido toda independencia y autonomía, de tal suerte que podernos afirmar que en Bolivia no hay justicia, ni Estado de derecho.
Esta situación en que se desenvuelve el país, y los actos de barbarie colectiva, nos pintan como un pueblo que vive en un gran atraso cultural, moral y cívico, cuando la verdad es otra, pues la mayoría de nuestro pueblo, pese a su pobreza, es un pueblo digno, que vive de su esfuerzo en el trabajo y procura estar alejado de los trajines y corrupción de la politiquería. Otra causa es la falta de trabajo digno, que induce a la gente, en especial los jóvenes, a volcarse a actividades delictivas. También concurre a este cuadro el derrumbe de los valores morales que son el sostén de la justicia y la paz social, comenzando por los gobernantes que atropellan e incumplen el orden jurídico establecido en la Constitución y las leyes del Estado.
El autor es abogado, politólogo y escritor.
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