El tiempo de crisis en que se debate toda la humanidad da la lección que podría ser vital para la sobrevivencia de la humanidad: fortalecer los lazos familiares. En otras palabras, que el amor, el respeto, la consideración por los derechos de los demás, el sentido de unidad, la fortaleza de los sentimientos, las prácticas de virtudes que se hagan valores y principios, la conciencia de que somos obras de la misericordia y providencia de Dios nos fortalecen y hacen sentir que es muy importante cuidar la vida y preservarla de todo mal mediante la familia.
La conformación de los núcleos familiares es lo que da consistencia a la fortaleza del mundo, es el pilar de todo bien que puede sustentar a la humanidad, es la fe y esperanza que permitirá la superación de los males que se vive y soporta. Es, en definitiva, un homenaje a Dios y su creación, que es la conjunción de todo el universo, de cada familia, pueblo o país que se sostiene debido a lazos de amor. Ello hace que cada hombre, mujer y niño se sientan consubstanciados con su entorno que es el mundo en que vivimos y al que nos debemos porque en él están las raíces de sentimientos que tenemos hacia quienes son parte indivisible de cada uno.
Es necesario que cada hombre en su entorno, cada país en su continente y cada continente en la obra de la creación se fortalezcan bajo principios de amor y esperanza, de honestidad, honradez y responsabilidad, condiciones precisas para el perfeccionamiento del ser humano y, consiguientemente, de la familia y del mundo que rodea a cada uno en el diario vivir. En un mundo con la existencia de bienes materiales que sean necesarios, pero sin ingresar en el campo de las demasías y exageraciones que lastiman y hasta ofenden al ser humano.
La crisis causada por el coronavirus y que ha puesto en serias dificultades a casi todos los pueblos, ha mostrado que familias bien sustentadas en el amor, la unidad y el respeto han conseguido mayor solidez porque han comprobado que la unidad es factor que determina la consolidación de afectos y principios que demuestran que el hombre no podría tener la fortaleza de espíritu que posee sin una familia o un grupo familiar que lo sustente.
Fortalecer los núcleos familiares es asegurar la supervivencia de la humanidad y es fortificar contra todo peligro sus virtudes y valores que se hacen principios para un vivir armonioso y sustentable porque estará sostenido por el amor, la caridad y bienes morales que se han conformado con el transcurso del tiempo. Por todo ello, hay preocupación en los regímenes de gobierno para proclamar leyes y disposiciones que permitan dar fortaleza mediante la educación y excelentes condiciones de salud para todos los componentes de familias. Es decir, mediante la infraestructura y calidad de los sistemas de atención médica, farmacéutica y hospitalaria con sistemas de seguridad que sean inexpugnables.
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