Marcelo Miranda Loayza
La ignorancia es en definitiva más dañina y mortal que los virus, aunque en muchos casos éstos últimos sean producto justamente de esa ignorancia, China, el llamado "gigante asiático", tiene mucho que explicar sobre la pandemia del Covid-19. Resulta alarmante que a razón de una cultura culinaria desagradable (por así decirlo), se ponga en vilo a toda la humanidad por el solo hecho de respetar usos y costumbres supuestamente ancestrales. La creación tiene un propósito y sentido, abusar de ella, menospreciarla y hasta ultrajarla traen como consecuencia situaciones como las que nos está tocando vivir, continentes enteros puestos en cuarentena, enfermos por miles y muertos de igual manera. La lección es clara, el ser humano está destinado a ejercer señorío sobre la creación, es decir, cuidarla para que sus bondades seas usadas adecuadamente y por ende beneficiarse de ella, pero de ahí a abusar de sus recursos ya es otra historia. China y la OMS tendrán que explicar muchas cosas, pues el costo de vidas está resultando demasiado alto, y a simple vista existen varios responsables de ello.
Lo que si se tiene claro es que el ser humano va a tener que aprender a convivir con el virus chino COVID-19, pues éste no va a desaparecer con el aislamiento social. De hecho las cuarentenas solo son un paliativo para que los sistemas de salud no colapsen y para que la enfermedad no se propague de manera descontrolada. La cuarentena, hay que entenderlo bien, no es una cura para la enfermedad, por lo tanto las decisiones en torno a la prolongación del aislamiento social deben tomar en cuenta varios aspectos, justamente sociales, para evitar no solo el colapso de los sistemas de salud, sino también del sistema económico.
Resultaría absurdo pensar en una cuarentena indefinida, pero igual de absurdo resulta pensar en un levantamiento de la misma, Bolivia se encuentra por ende en una delgada línea de toma correcta de decisiones, ya que en ambos lados de esta estrecha línea nos encontramos entre la ingenuidad y la estupidez, ingenuidad de pensar que nuestro sistema de salud es apto para afrontar una pandemia y estupidez al pensar que la vida vuelve a ser normal a partir de la suspensión de la cuarentena.
La vida de miles de personas depende de una buena toma de decisiones, la cuarentena no puede ser eterna, por ende una adecuada planificación para salir de la misma en forma escalonada es necesaria, para ello urge tomar conciencia de las necesidades de todos los sectores, en especial de los más vulnerables al contagio, pero también el de los más vulnerables por su condición de pobreza. La cuarentena no puede ser sinónimo de hambre, pero tampoco puede ser el movimiento económico sinónimo de muerte, por eso insisto que la suspensión de la cuarentena debe ser escalonada y sistematizada.
A la ciudadanía también le va a tocar su espacio de responsabilidad y compromiso, una salida desbordada, sin los más mínimos cuidados exigidos por las autoridades de salud, puede llevar al país a un colapso del sistema de salud. Es hora para que la ciudadanía sea más responsable consigo misma, la vida de miles de personas dependerá de ello.
Punto aparte requiere el sistema educativo, tampoco se puede pensar en una suspensión de clases por la eternidad, las opciones digitales tienen que ser normadas a la brevedad posible, todos los recursos del Estado debieran ser puestos a disposición de la educación, radios, portales de internet, televisoras, etcétera. Todo esto ya tendría que estar en pleno funcionamiento bajo un adecuado control y seguimiento del Ministerio de Educación. De esta manera las clases presenciales estarían debidamente reforzadas por las clases virtuales, esto ya debería estar normado y su uso en plena vigencia; tanto profesores, alumnos y padres de familia tienen que comprender y aceptar que la educación escolarizada como universitaria no entrarán en una "normalidad", por lo menos en lo que falta del año académico.
La vida va a continuar, es más, tiene que continuar, el virus chino COVID-19 puso en vilo a todo el planeta, la cuarentena es solo un paliativo, la fortaleza humana refleja nuestra esperanza, pero la FE siempre será nuestra única respuesta.
El autor es Teólogo y Bloguero.
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