El actual gobierno de transición y el que salga elegido en las próximas elecciones generales deberán tener entre sus prioridades la renegociación de la deuda contraída con organismos multilaterales, buscando por todos los medios posibles, la condonación de la deuda bilateral, especialmente la otorgada por el gobierno de China.
En este caso particular, los argumentos nacionales para plantear la condonación de la deuda con China pueden hacer referencia a los problemas emergentes de la pandemia del coronavirus y la condicionalidad de estos préstamos: comprar productos chinos o contratar empresas chinas para los proyectos que fueron ejecutados con estos recursos.
De acuerdo con datos del Banco Central de Bolivia, las erogaciones programadas para este año, en el pago de la deuda externa llegan a 822 millones de dólares.
El gobierno de Evo Morales empezó con una deuda externa nacional para el 2007, de 2.208 millones de dólares, gracias a que concluyeron satisfactoriamente las negociaciones para la condonación y recompra de nuestra deuda externa, llevadas a cabo por gobiernos anteriores a la administración del MAS.
La evolución de la deuda externa boliviana se aceleró en los últimos años. Así en el 2016 estaba en 6.612 millones, y el 2019 cerró con 11.267 millones de dólares.
Según el Observatorio de Inversiones Latinoamericanas, a principios de este siglo, la deuda externa con China apenas llegaba a 24 millones de dólares. Unos 10 años después había llegado a 82 millones y el 2019 subió hasta 965 millones de dólares, el 70% de la deuda bilateral.
Nuestra deuda externa sigue creciendo. En este gobierno transitorio ya se hicieron compromisos de deuda externa, precisamente para atender temas referidos a la pandemia que vivimos. Si juntamos la deuda externa con la deuda interna, la cifra es preocupante; estaría por los 17.000 millones de dólares.
Un estudio de Nora Lustig, profesora de Economía Latinoamericana de la Universidad de Tulane, en Nueva Orleans (EEUU), señala que los países sudamericanos mejor posicionados para enfrentar la crisis son aquellos que cuentan con una deuda relativamente baja con respecto al PIB. La nota publicada por la BBC Mundo señala que estos países son: Colombia, Chile y Perú. Mientras que Bolivia está entre los últimos 5, porque su deuda equivale al 57,6% de su PIB.
Otro indicador que nos motiva a sugerir que se busque la condonación de la deuda es que nuestras reservas internacionales netas bajaron sustancialmente por gastos dispendiosos del anterior gobierno. De 15.084 millones de dólares que estaban en 2014, terminaron el 20 de marzo de este año en 6.000 millones de dólares, que garantizan el tipo de cambio.
La pandemia del coronavirus provocará la recesión de la economía. El sistema productivo está casi paralizado, cayó la producción industrial, el comercio se redujo a lo indispensable, y el turismo y otras actividades de emprendedores están en crisis. Esta situación afecta a todo el mundo, con recesión y crecimiento negativo de Asia y Europa.
Esta situación reducirá los ingresos del Estado boliviano, pues no habrá recaudaciones impositivas, los aranceles de importación bajarán porque el comercio tomará su tiempo para volver a los niveles pasados. Algo parecido ocurrirá con la venta de productos y servicios, tanto del sector público como del privado.
El petróleo, minerales y productos agropecuarios que exportamos tendrán por mucho tiempo precios bajos, lo que también afectará los ingresos del Estado.
En este panorama de considerable reducción de ingresos, el Gobierno tiene que atender nuevos requerimientos para dar liquidez a la economía, facilitar fondos para la reactivación de empresas pequeñas, medianas y grandes, tanto privadas como estatales, seguir con la emergencia médica por esta pandemia y otros gastos para tratar de retornar a la normalidad.
En los últimos años de la administración gubernamental del MAS, el presupuesto general de la nación ya fue deficitario y se registró un considerable aumento del endeudamiento externo.
La Cámara Nacional de Comercio considera que en esta “economía de guerra” se necesitará una inyección de liquidez equivalente al 5 ó 10 por ciento del PIB, que en términos absolutos llega a unos 4.000 millones de dólares, que deben ser destinados tanto a los consumidores como a los empresarios. Esto permitirá recuperar la cadena de pago afectada por la crisis y, para ello, será esencial contar con fondos adecuados para hacer préstamos, así como dar un alivio tributario a los aportantes.
Una de las acciones que se puede realizar respecto al pago de nuestra deuda externa, como hicimos en años anteriores, es plantear la reprogramación y la condonación con organismos internacionales, el gobierno de China, otros países amigos, y así poder superar esta pandemia.
Es cierto que endeudarse no es malo, pero se debe cumplir con una condición indispensable: los recursos se los debe destinar a la producción y generar empleo, en caso contrario tarde o temprano la economía tendrá problemas.
El autor es Economista, empresario y ahora Presidente de la Cámara Nacional de Comercio, Ph.D., miembro de la Academia Boliviana de Ciencias Económicas.
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