“Entre mediados de los años 70 y mediados de los 80 habían aparecido una serie de técnicas que permitían manipular la molécula de ADN directamente, las llamadas técnicas de ADN recombinante, que permitían romper la molécula de ADN en fragmentos y analizarlos”, explicó a BBC Mundo Miguel García-Sancho, profesor e investigador de Historia de la ciencia en la Universidad de Edimburgo.
“Porque hasta entonces, como la molécula de ADN era muy larga, era muy difícil aplicar técnicas analíticas a esa molécula”, agregó el experto.
Además de los métodos para manipular fragmentos de ADN también surgieron técnicas de secuenciación de ADN que hicieron posible leer la estructura de esos fragmentos.
Los avances permitían investigar el ADN a una escala nunca antes imaginada. Pero había un gran obstáculo.
“Un problema al que se enfrentaba todo el mundo era obtener un volumen de ADN suficiente para poder analizar los fragmentos de ADN. Y también para secuenciar ADN necesitaban una cantidad suficiente”, sostuvo García-Sancho y añadió: “La falta de ADN era un problema para muchos científicos de muchos campos”.
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