Un fenómeno político ocurre en Bolivia en meses recientes. En el gobierno, que tiene dos corrientes (la del Poder Ejecutivo y la del poder Legislativo), se produce una lucha por establecer un gobierno de un solo poder, lucha según la cual el sector que rodea a la presidenta quiere hacerse de todo el poder, al mismo tiempo que el sector del MAS quiere eliminar el poder de la presidenta.
Al respecto, la corriente del MAS, que practica sus malas artes, ha ido ganando terreno, mientras la de Jeanine Áñez se debilita, está preocupada por combatir la pandemia del coronavirus y considera que la política no tiene importancia, al revés de lo que hace el MAS que está dedicado a conspirar y desestabilizar a Jeanine y no le importa que el Covid-19 mate a cien mil personas, con tal de volver al poder y reinstalar su dictadura.
Con sentido humanitario, el sector estatal de Jeanine Áñez dictó la cuarentena y puso el problema del virus chino como único punto de su agenda, mostrando, al parecer, que la política es cosa secundaria. Pero, contra lo que se esperaba, más bien, --al plantearse la cuestión de las elecciones--, la política reapareció en forma vigorosa y se demostró que nunca debe ser subestimada.
La ley electoral de la Asamblea Legislativa -de mayoría masista- que impuso el cumplimiento de elecciones a su gusto y sabor, ha significado un dolor de cabeza para el gobierno de Jeanine y el oficialismo. Es más, no saben a qué argumentos acudir para desarmar la ofensiva desestabilizadora del populismo y evitar seguir achicándose (como la piel de Zapa) en el Poder Ejecutivo o perderlo en su totalidad a favor de la restauración reaccionaria.
Ahora bien, se plantea dos “salidas”. La una, que la presidenta tome una decisión heroica, clausure el Órgano Legislativo, convoque a elecciones para una Constituyente y aplique medidas de urgencia ante la crisis económica, social, etc. que se avecina y, en síntesis, normalice la realidad nacional como demanda el país, dando, además, prueba específica de su sinceridad política, enunciada repetidamente. Y la otra, que el MAS retome al gobierno por medio de un golpe parlamentario y restaure la dictadura.
No se debe dejar de considerar que un golpe parlamentario, o algo por el estilo, no resolverá la crisis, ni muchísimo menos, sino que la agudizará a un nivel explosivo, igual que cuando chocan los polos positivo y negativo de la electricidad y que producen la LUZ… si se permite la licencia.
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