Jorge V. Ordenes-Lavadenz
¿Por qué la vejez es la víctima inmediata del coronavirus Covid-19? Principalmente porque las defensas naturales, e incluso las reforzadas con vacunas, de personas mayores de 60 años e incluso entre muchos menores de 60 que pueden ser aún más jóvenes, la vacuna de cualquier tipo puede tener menor efectividad dependiendo de la salud del individuo y también del medio en que se desenvuelva. Los asilos y casas o residencias de mayores, internados, mercados, barcos, incluso los de elevado costo monetario, donde los residentes sufren o pueden sufrir de afecciones respiratorias, cardiacas, renales, sobrepeso, et. al., en muchos casos congénitos, son donde el Covid-19 ataca con saña mortífera. En medicina desde hace rato se sabe que, ante cualquier infección, la inmunidad natural e incluso reforzada con vacuna, de los adultos mayores, pugna mucho más y... no siempre gana.
La experiencia con vacunas y su estudio ilustra lo que expongo, por ejemplo, según el Centro del Control de Enfermedades de EEUU, cuando la mentada Pandemia de gripe o influenza de 1918-20 (mal llamada "fiebre española", ya que de española no tenía nada porque se originó en Kansas, EEUU) enfermó a 500.000.000 y mató entre 50 y 100 millones de personas, y en la que casi 3 de 4 difuntos eran mayores de 60 años, la eventual vacuna resultó efectiva para solamente 3 de 5 chicos de 17 años de edad o menos. La misma vacuna surtió efecto en 1 de 4 personas mayores de 50 años. A propósito, esa influenza tipo HINI, que se manifiesta desde 1918, ha mutado como 14 veces al año... lo que hace que adultos mayores necesiten a menudo más de una dosis de vacuna para intentar inmunizarse.
Por el momento la vacuna contra la influenza consta de una dosis media de la enfermedad que se inyecta en el cuerpo humano de modo que las defensas reconozcan al invasor y se preparen. En el caso de la vacuna contra el polio, se inyecta virus de polio debilitado o inactivado. O sea, del mismo patógeno que enferma o de segmentos de él se confecciona la vacuna. El reto está en que lo que se haga o surta efecto sobre todo en adultos mayores que tienen dificultad con patógenos que no han visto antes. Un ejemplo es el patógeno de la fiebre amarilla, común en Latinoamérica y África, que cuando ataca a individuos de otras regiones que no han sido expuestos al virus con anterioridad, toman mucho más tiempo en generar anticuerpos una vez vacunados lo que los hace más vulnerables.
Ahora, desde que surgió la epidemia del Covid-19, la cantidad de entidades del mundo que están en pos de iniciar pruebas de una vacuna pasan de 200... que trabajan con denuedo sobre todo por el reconocimiento y la ganancia en dinero que rendiría llegar a tiempo a la meta... Al respecto, el WP cita al profesor Michael Cancro, U. de Pensilvania, diciendo que como cualquiera que la precedió, la efectividad de la eventual vacuna contra el Covid-19 acaso sea menor en gente mayor... tal como ocurre con vacunas existentes contra otras enfermedades.
Se sabe que la ciencia busca mantener la efectividad de las vacunas en gente mayor sobre todo en nuevas enfermedades que surgen de un mundo cambiante donde la bacteria también cambia ya sea que se origine en las fauces de un murciélago o en el Instituto de Virología chino, o de otro descuidado. De todas maneras, nuevos virus han de surgir y ante eso urge estar preparados o por lo menos en camino a la preparación porque, según la ONU, para 2030 habrá más adultos mayores de 60 años que niños menores de 10.
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