Varias jugadoras rechazaron jugar
La liga femenina de fútbol (NWSL) será la primera competición de equipo estadounidense en reactivarse durante la pandemia de coronavirus, con un torneo a puerta cerrada que arranca el sábado golpeado por la ausencia de estrellas como la actual Balón de Oro, Megan Rapinoe.
El campeonato femenino adelanta así en su regreso a la liga masculina de fútbol (MLS) y a otras competiciones como la NBA (basquetbol), la MLB (béisbol) y la NHL (hockey sobre hielo), que no volverán a jugar hasta julio.
Ante la expansión de la pandemia en Estados Unidos, que le ha impedido comenzar su temporada regular 2020, la NWSL optó por organizar un torneo de un mes con sus equipos concentrados en situación de aislamiento en el estado de Utah, donde jugarán a puerta cerrada.
La competencia, bautizada como NWSL Challenge Cup, tratará de aprovechar la falta de competencia de las otras ligas y el gran tirón que tiene el fútbol femenino en Estados Unidos, el país del mundo donde más niñas y mujeres practican este deporte de forma organizada (1,6 millones en 2019, según la FIFA).
El fútbol femenino vive una época dorada a raíz de los triunfos de la selección en las últimas Copas del Mundo en 2015 y 2019 y de la popularidad de figuras como Rapinoe, Hope Solo o Alex Morgan, que va más allá de las canchas de juego.
La NWSL Challenge Cup, sin embargo, tendrá que sobreponerse no solo a la ausencia de algunas de sus mejores jugadoras sino a la retirada esta misma semana de uno de sus nueve equipos, el Orlando Pride, después de que cuatro miembros de su plantel y varios empleados dieran positivo en pruebas de coronavirus.
La retirada del Pride impidió la participación en Utah de la veterana delantera brasileña Marta, de 34 años, elegida mejor jugadora del mundo en seis ocasiones.
El torneo sí contará con figuras como Julie Ertz (Chicago Red Stars), Crystal Dunn (North Carolina Courage) y Lindsey Horan (Portland Thorns) y, del lado internacional, con la brasileña Debinha (NC Courage), la japonesa Yuki Nagasato (Chicago Red Stars), la francesa Aminata Diallo y la española Vero Boquete (Utah Royals).
El actual campeón de la NWSL, North Carolina Courage, parte como favorito al título con el Chicago Red Stars y el OL Reign como principales aspirantes.
Ya desde el mismo anuncio del torneo, a finales de mayo, algunas jugadoras habían expresado dudas sobre el regreso al césped en medio de la pandemia en Estados Unidos, país que acumula alrededor del 25% tanto de los 9,6 millones de contagios como de las 490.000 muertes a nivel mundial.
La primera en confirmar su ausencia fue Rapinoe, ganadora del Balón de Oro femenino en 2019 y conocida activista por la igualdad racial y de género.
Si bien Rapinoe no ha hecho públicos los motivos de su baja, otras figuras de la selección como Christen Press (Utah Royals) y Tobin Heath (Portland Thorns FC) sí confirmaron que sus ausencias son una medida de prevención frente al virus.
"Lamentablemente, dada la incertidumbre creada por la COVID-19, debo elegir no participar en este torneo. Sé lo afortunada que soy de poder tomar esta decisión", dijo Press en un comunicado.
Otros nombres importantes de la selección ya habían descartado previamente su presencia en el torneo por diferentes razones, entre ellas Alex Morgan (Orlando Pride), quien dio a luz a su primera hija en mayo.
La NWSL ha preparado una serie de protocolos de seguridad para resguardar a las jugadoras del virus, que incluirán exámenes regulares de COVID-19, tomas de temperatura y revisión de síntomas.
La NWSL Challenge Cup, cuya participación es voluntaria para las jugadoras, será un torneo de 25 partidos con ronda preliminar y eliminatorias, cuya final se disputará el 26 de julio.
Los juegos arrancan el sábado con los enfrentamientos entre North Carolina Courage y Portland Thorns y entre Chicago Red Stars y Washington Spirits, ambos en el Zions Bank Stadium de Herriman (Utah).
Por su parte, la liga de fútbol masculina regresará el 8 julio con un torneo de un mes que se celebrará a puerta cerrada en el complejo deportivo del parque de atracciones de Disney World en Orlando (Florida), donde también se disputará el final de temporada de la NBA a partir del 30 de julio.