Convertir construcciones sin uso en hospitales

Hay angustia y hasta desesperación en toda la población por la falta de hospitales, médicos, enfermeras, vituallas e insumos que sirvan para atender a enfermos contagiados por el coronavirus y hay la certeza, en la mayoría de la población, acerca de que muchas de las edificaciones levantadas por la demagogia y populismo de la dictadura que manejó el país en forma festinatoria durante l4 años, no están ocupadas. Entre esos edificios está el originalmente destinado a Unasur, que nunca tuvo utilización alguna y se encuentra en deterioro. Se trata de una obra que costó más de 400 millones de dólares al país, sin que haya aporte alguno para su construcción por parte de los países miembros de dicho organismo.

Sus amplias dependencias permitirían contar con muchas salas para enfermos y tener espacios para las diversas especialidades de la medicina. Bien podría servir dicho edificio para instalar una Facultad de Medicina con sus diversas especialidades y, además, contar con amplios jardines y sitios de recreación. Así como este caso, hay construcciones en diversos sitios que bien salvarían la carencia de hospitales, clínicas y policlínicos que de ser utilizados podrían prestar inmensos servicios al sector de salud. La falta de hospitales públicos siempre ha sido trágica en el país y, si a ello se añade el hecho de magros presupuestos para los servicios de salud, el problema siempre ha sido difícil de resolver.

El anterior gobierno, en el extremo de su incapacidad, ha destinado para atender salud y educación un monto muy menor a los consignados, por ejemplo, para los ministerios de Gobierno y Defensa. El actual régimen ha modificado en algo esa conducta al pensar en destinar a salud el 10% del presupuesto general que, en concreto, todavía es insuficiente. Lo cierto es que para salud y educación se debería contar con presupuestos anuales siquiera del 20% para cada uno. De momento, lo correcto será que los desembolsos de lo destinado sean oportunos y no esperar tiempos indefinidos porque las actuales circunstancias exigen acciones rápidas y positivas. Hay que lamentar que muchas veces se sugirió utilizar construcciones sin uso, pero sin resultado alguno por parte de las autoridades, aunque se sabe que las falencias son muy graves.