Elecciones en cuarentena

Las elecciones señaladas para el 6 de septiembre de 2020, después de controversias entre si primero está la salud o las elecciones --lo que no quiere decir que hubo ganadores ni perdedores--, tendrán características especiales porque se realizarán en plena cuarentena; ni qué decir si la política es dinámica y constante, porque los pueblos no son estáticos; lo cual hace ver que en los próximos días los candidatos y líderes de los partidos políticos y agrupaciones ciudadanas tendrán que reelaborar sus programas de gobierno, consultando la nueva realidad social, económica y política impuesta por el COVID-19, para proponer una Bolivia Unida --de manera que todos queden conformes--, difícil pero no imposible.

Es decir, tendremos que recorrer un camino lleno de propuestas creíbles e increíbles para salvar a nuestra Patria de la difícil situación en que se encuentra. Y considerando que políticos son los que realizan la “actividad de quienes rigen o aspiran a regir los asuntos públicos”, como nos enseñan los diccionarios, pensando en nuestra querida Patria nos permitimos hacer las consideraciones siguientes:

1.- Las elecciones anteriores se caracterizaron por la “guerra sucia” basada en mentiras y verdades a medias de uno y otro bando, en el entendido de que el pueblo creería y votaría a favor; tal proceder actualmente no tendría ese resultado, porque después de todo lo vivido el pueblo se habría dado cuenta que no puede seguir siendo víctima de mentiras, promesas falsas y corrupción, ni ser considerado tonto útil --porque se cayó la venda de los ojos-- y sabe quién debe ser su gobernante. Por ello se dice que electores recibiendo dadivas de unos votaban por otros. Como se ve, no es fácil el actuar de los candidatos, sus líderes y correligionarios en las elecciones venideras.

2.- En los programas de gobierno, además de respetar la libertad, soberanía del pueblo, contener políticas sociales, económicas, educativas, y la creación de fuentes de trabajo, se tendría que meditar profundamente en las estrategias para afrontar y solucionar los problemas de corrupción, aborto, discriminación, odio y distanciamiento entre ricos y pobres y entre “kharas” y “tharas”, en procura de una Bolivia Unida; con ideas, planes y proyectos trazados con claridad, realismo y patriotismo, en caso contrario podría “salir el tiro por la culata”, como dicen los cazadores.

3.- Los candidatos tendrán que idear, decir y hacer cosas nuevas, geniales y convincentes, y plantear en sus programas de gobierno ideas de medicina política y un nuevo contrato social, no solo para luchar contra el virus sino para luchar contra todas las enfermedades que azotan a nuestro pueblo; para ponerlas en práctica mediante la persuasión, no por la fuerza ni la guerra sucia. Y no debería ser ningún problema que algunos no quieran votar o voten en blanco, y otros mueran sin querer o queriendo, porque lastimosamente con elecciones o sin elecciones uno morirán, pero la vida seguirá después de las elecciones con los problemas actuales y otros.

4.- La campaña casa por casa, y dialogando virtualmente con el otro, tendrá que hacerse con la finalidad de convencer al contertulio a pensar seriamente en nuestra Bolivia unida, progresista, sin discriminación y feliz, y hacerle ver que estaba equivocado al no ver la realidad y creer en mentiras; para lo cual hay que ser verdadero político y no politiquero, lastimosamente.

5.- La “lucha contra el COVID-19”, “primero lo salud” y “primero la vida”, ya no son creíbles; porque la realidad ha sacado a la luz las preguntas: sin hospitales, sin laboratorios, sin respiradores, sin equipos de bioseguridad, sin médicos, y con muertos en puertas de hospitales y domicilios particulares sin ser atendidos, ¿se puede luchar contra el COVID-19 y evitar muertos?

6.- Los políticos tendrán que ver la mejor manera de hacer campaña virtual, objetiva y espiritual, porque en una sociedad como la nuestra, donde la fe se manifiesta desde la Biblia, la Pachamama, el sol, los dioses, santos y vírgenes, el voto se hace difícil captar sin invocar a ellos, peor aún si resulta difícil creer o no en los candidatos conocidos y por conocer, dada la mala administración de la cosa pública, la superficialidad y ligereza de sus declaraciones basadas en “creencias”, olvidando que con creencias no se puede gobernar un Estado. Consiguientemente, oponerse por oponerse no tendría efectos positivos en las urnas, amén de que no se puede obligar a vivir callados siendo políticos de nacimiento, al decir de Platón en su obra La República.

7.- Veremos cuánto han cambiado y progresado en sus ideas los políticos, cuán alejados están de las mentiras y utopías (Tomas Moro), y si ven o solo miran lo que quiere el pueblo; además cuán cerca están de evitar que gran parte de los que los apoyaban ya no los apoyen y voten por otro, dejando de lado la encuestas y probabilidades de ganar hechas al antojo de unos y otros.