Rolando J.E. Garvizu Meza
Los alimentos transgénicos son organismos genéticamente modificados (OGM), mediante una modificación en su cadena de ADN, para crear mutaciones determinadas en los organismos receptores.
Gracias a la biotecnología se transfiere un gen de un organismo a otro, para dotarlo de una cualidad especial, como ser, más resistente a las plagas, resistir mejor a los herbicidas, a las sequías, entre otros factores.
Estos organismos, comúnmente verduras y frutas, tienen una vida útil más larga que las especies naturales, además modifican su aspecto, haciéndolos más grandes y coloridos, más atractivos a la vista pero no al gusto ni al olfato.
Evidentemente, la producción de alimentos transgénicos trae beneficios económicos al sector agroindustrial, debido a las características de los productos mencionados anteriormente, pero realizando un análisis se puede ver que los impactos son más perjudiciales que beneficiosos.
Como ya se mencionó, los cultivos transgénicos son más resistentes a las plagas y herbicidas, además de aumentar su tamaño, beneficios que pueden asegurar una producción constante y por ende una mayor venta de estos productos para la elaboración de muchos derivados. Pero, a pesar de los beneficios, estos productos tienen impactos negativos sobre la salud y el medioambiente, a los que no se les da la importancia necesaria.
Entre los impactos negativos se puede mencionar la mayor contaminación de suelos, ecosistemas y cuerpos de agua por el uso de agroquímicos en el cultivo, aparición de alergias debido a las nuevas toxinas provenientes de los organismos modificados, aparición de resistencia a antibióticos en bacterias patógenas para el ser humano, disminución de la capacidad de fertilidad, riesgo de envenenamiento debido a residuos de agroquímicos en los alimentos, que han sido relacionados con enfermedades como el cáncer, potenciales mutaciones genéticas gracias a la recombinación de virus y bacterias en los alimentos, que podrían dar origen a nuevas enfermedades o cepas más patógenas de algunas enfermedades más difíciles de tratar. Algunos estudios indican que podrían generar daños hepáticos debido a la ingesta frecuente de estos alimentos.
Además de lo mencionado, existe contaminación genética a otras variedades de la misma especie o especies emparentadas, lo que ocasionaría una desaparición de la biodiversidad. El uso de agroquímicos y pesticidas también afecta gravemente a la fauna y flora local, y debido a la tolerancia de los cultivos a estos compuestos, se fomenta más su uso, lo que de una u otra manera contaminará suelo y agua en diversos ecosistemas y las cadenas tróficas dependientes de estos recursos.
Debido a los diversos riesgos que presentaría la utilización de OGM para la biodiversidad, el medio ambiente, la salud y la economía de la población dedicada a la agricultura tradicional, (parte importante de la población nacional), este tema debe ser tratado con mucho cuidado. Lastimosamente en el país, mediante un decreto supremo se aprobó el uso de semillas transgénicas de maíz, caña de azúcar, algodón, trigo y soya. Ésta última se viene usando desde hace algunos años, gracias al anterior gobierno, que justificó su uso para la producción de biocombustible, acciones que en su momento derivaron en que se pida una consulta nacional, la cual hasta la fecha no se realizó.
La promulgación de este decreto pasa por encima de la Constitución Política del Estado, la Ley 1.333 del medio ambiente y diversos acuerdos internacionales, ya que involucra a todos los bolivianos y no solo al sector agroindustrial, por lo que los ciudadanos e instituciones pueden apelar y exigir una amplia consulta para el uso de semillas transgénicas y respaldarse en el acuerdo de Escazú, “Acuerdo Regional para el Acceso a la Información, la Participación Pública y el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe”.
Esta es una norma ambiental que respalda y protege el derecho de los ciudadanos a actuar y defender el medio ambiente y el derecho de las generaciones futuras a un medio ambiente sano.
Se debe considerar que la utilización de los OGM aumentaría los efectos perniciosos de una producción industrializada e insostenible que no favorecería a los pequeños agricultores ni repartiría equitativamente las riquezas. El uso de estos organismos concentra el control de la agricultura y alimentación en algunos grupos específicos, poniendo en peligro la independencia y supervivencia de pueblos que basan su economía en la agricultura tradicional.
El autor es Ingeniero en Medio Ambiente y Ecología.
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