Cementerios clandestinos, pandemia y Evo Morales

Bolivia debe ser el único país en el mundo donde sin control alguno funcionan cementerios clandestinos, ubicados en lugares muy conocidos y donde los difuntos que no se sabe quiénes son están enterrados en el suelo, a tan solo un metro de profundidad, y llevan clavada en su superficie tan solo una cruz de madera usada, con tal vez sobrantes de cajones de manzanas o tomates. Y algunos curiosos, tanto locales como extranjeros, los visitan como si fueran lugares turísticos, de los muchos que hay en la ciudad de La Paz y en los ocho restantes departamentos de Bolivia.

Y esta nota no tiene el objetivo de promocionar la visita a dichos cementerios clandestinos sino, por el contrario, llamar la atención de las autoridades municipales de las ciudades y provincias para que urgentemente tomen control de los mismos, y de esa manera evitar que familiares irresponsables de las víctimas que fallecieron por la pandemia del coronavirus Covid-19, los entierren en los cementerios clandestinos, sin ser cremados, al contrario de lo que ha determinado la Organización Mundial de la Salud (OMS) como protocolo.

Entierros clandestinos que están provocando que los datos estadísticos que están siendo proporcionados por el Poder Ejecutivo de nuestro país a la OMS no sean los verdaderos en cuanto al número de fallecimientos por el Covid-19. Y es que los familiares irresponsables al no cumplir con los protocolos de la OMS se están haciendo cómplices del genocida Evo Morales Ayma.

Desde el inicio de esta mortal pandemia en la República de la China Comunista, como reguero de pólvora se ha extendido por el mundo e inclusive en nuestro país ya ha cobrado la vida de miles de inocentes. Tan solo en el transcurso de cuatro meses, ya suman 575.000 víctimas, y para el colmo, el MAS ha tenido la desvergüenza de negar tácitamente la existencia y peligrosidad del coronavirus en nuestro país. Es más, con la actitud típica de un terrorista, desde su condición de refugiado y protegido por el Gobierno argentino, el ex presidente Morales desconoce totalmente las restricciones que tiene como asilado y/o refugiado. Y es que no debería comentar ni atentar contra la estabilidad política de Bolivia, país del que fugó, escapando de la justicia boliviana para no responder por el evidente fraude electoral descubierto en las Elecciones Generales del pasado 20 de octubre del 2019, así como de las fechorías y barbaridades que cometió durante los catorce años de su gobierno, en los que no solo desconoció nuestra Constitución Política del Estado, sino que además se auto reeligió ilegalmente por cuatro períodos gubernamentales antidemocráticos y anticonstitucionales.

Por lo tanto, valga la pena aclarar que su calidad de refugiado en la República Argentina es temporal, porque una vez realizadas las investigaciones correspondientes por las atrocidades que cometió en nuestro país, tendrá que someterse a la extradición, ser entregado por el gobierno argentino para su debido procesamiento de acuerdo con la ley, por “Traición a la Patria” junto con Álvaro García Linera y todos sus masistas cómplices, corruptos y terroristas. Había que recordarles lo que les espera, ¿verdad?