La población está desprotegida ante Covid-19
> La pandemia ha rebasado el débil control y avanza aceleradamente por el país. Los contagios y fallecidos se elevan cada día, continúa la venta ilegal de plasma hiperinmune y los muertos en las calles suben en diferentes ciudades, según testimonios de personas que se ven afectadas por la letal enfermedad
Afirmar que se tiene el mejor equipamiento en centros de salud, la mejor atención y medicamentos, suena utópico a estas alturas, cuando la pandemia ha rebasado el débil control por falta de un adecuado plan de contención para evitar el avance acelerado del Covid-19 en el país, que a diario reporta más de 1.000 contagios.
La población está desprotegida, se ve impedida de acceder a centros médicos, tanto públicos como privados, menos se puede conseguir los fármacos debido a la especulación, ya que los encargados de proveer los medicamentos se dieron a la tarea de lucrar, aprovechando la desesperación de personas y familias afectadas por el coronavirus.
El drama del boliviano que contrajo el letal Covid-19, tal pareciera que se predestina a perder la vida por la incapacidad de centros médicos y de recursos humanos o por la negligencia de algunos que fungen ser especializados en la rama, sin desmerecer el sacrificio de los verdaderos profesionales que realmente arriesgan su integridad por salvar la vida de otros, a pesar de las precarias condiciones que presenta el sistema de salud que los gobiernos anteriores no le dieron la debida importancia.
El Servicio Departamental de Salud de La Paz (Sedes) no funciona, su inoperancia contribuye a la expansión del coronavirus, según testimonios de personas que viven en carne propia este calvario. Los resultados de las pruebas tardan un tiempo exagerado en ser entregados, las personas viven en total incertidumbre por más de 14 días y sin conocer su situación de salud, otros fallecen sin enterarse de la causa del deceso.
Los ciudadanos manifiestan que las autoridades aseguran que en La Paz y El Alto existen centros especializados con equipamiento de última generación para dar atención a los infectados con Covid-19, pero en realidad son simplemente campañas políticas, no hay resultados, mienten a la población. Otros, preocupados por su salud, optan por recurrir a establecimientos médicos privados y obtienen los resultados a un costo elevado, para algunos a tiempo y para otros demasiado tarde.
Por otro lado, algunos pacientes exteriorizan su preocupación por las personas que no tienen recursos económicos que les permita acceder a una atención médica para salvar la vida de sus seres queridos, todo tiene un precio; entretanto, otras familias se ven obligadas a cubrir montos exorbitantes por el tratamiento de la enfermedad.
LO PEOR DE LA
HUMANIDAD
La pandemia sacó lo peor de la humanidad. En recorridos realizados por este medio, en los últimos días se ha podido constatar largas columnas de personas en inmediaciones de las farmacias para adquirir medicamentos. Según denuncias, estos fármacos se venden a costos elevados, pero por la emergencia no les queda otra opción que comprar, no hay control de venta ni precios por parte de las autoridades encargadas y continúa el abuso.
Asimismo, estas acciones desconsideradas son calificadas como un atentado a la economía de la población, que por el momento no cuenta con recursos para cubrir los costos, ya que los encargados de los establecimientos convirtieron el servicio en un negociado.
Se pudo evidenciar que varios medicamentos para mitigar el coronavirus escasean en las farmacias, las vitaminas “C”, “D”, antigripales y azitromicina son algunos de los fármacos que se agotaron y si los tienen los venden a precios irrazonables, aunque los laboratorios del país, a través de un comunicado público, deslindaron responsabilidad sobre los precios altos de los fármacos.
Por otro lado, ante la desesperación de las víctimas del Covid-19, el mercado negro del dióxido de cloro se abre espacios en el país, algunas personas terminan comprando este producto sin ningún tipo de regulación, cuyo suministro inadecuado podría tener efectos secundarios; sin embargo, el compuesto químico es denominado como milagroso.
Recientemente, se emitió una ley para el uso del dióxido de cloro que no establece el consumo obligatorio de la solución cuestionada por especialistas y por el Comité Científico Nacional Covid-19, ente que a través de un comunicado documentado, identificó al menos ocho efectos secundarios.
Cuando en Bolivia se registraba 18.000 casos de contagios y una curva ascendente de la pandemia el 14 de junio, el Gobierno, empresas privadas e instituciones impulsaron la donación del plasma sanguíneo 'hiperinmune' como terapia para tratar a pacientes con Covid-19 y se prohibió su comercialización. Muchas personas creen que es un crimen pretender cobrar dinero por el plasma y no pensar primero en salvar la vida de un enfermo.
A pesar de normas de prohibición, algunas personas inescrupulosas se dan a la tarea de poner a la venta el plasma hiperinmune, y a través de contactos le ponen el precio, los que oscilan entre 3.000, 6.000 hasta 10.000 bolivianos y, según otras denuncias, se vende hasta en instituciones que concentran sangre con precios que oscilan entre Bs 2.500 y 3.000, sin tomar en cuenta que son donaciones.
Las funerarias no son la excepción, en este sector los precios están en las nubes, el servicio en diferentes paquetes subió en más de un 100 %, los ataúdes se agotaron, lo que les obligó a habilitar cajones de cartón con altos precios.
Los cementerios colapsaron en diversas ciudades del país, particularmente en Cochabamba. Fosas comunes están siendo excavadas en los cementerios del país para enterrar el creciente número de fallecidos por la pandemia de coronavirus. En La Paz, denunciaron entierros clandestinos de personas aparentemente con Covid-19 en la zona Limanipata, por lo que los vecinos piden control de autoridades ante el riesgo de contagio del mortal virus.
CONTAGIADOS MUEREN
EN VÍAS PÚBLICAS
En las últimas semanas, según reportes de medios, el nuevo virus acabó con la vida de varias personas contagiadas en las ciudades de La Paz, El Alto, Cochabamba y otros departamentos. Los cuerpos yacían tendidos en vías públicas por no haber recibido una atención médica para su tratamiento contra el coronavirus.
El aumento de muertes por Covid-19, o relacionadas con la enfermedad, ha llevado a los familiares de víctimas a dejar sus cuerpos en las calles por la desesperación, debido a la falta de medios y protocolos para sepultarlos.
“Muy tarde has venido, deberías venir antes, anda nomás a tu casa”, esa es la respuesta que reciben en las clínicas privadas muchas familias afectadas por el letal coronavirus, sin tomar en cuenta que una de estas personas al ser positiva contagiaría a otras.
Estos ciudadanos, ante la indiferencia del personal de algunos centros médicos, que no tiene ni el mínimo cuidado de recomendar medidas de prevención para las personas que los acompañan, buscan otros centros para su atención, mientras la pandemia se propaga aceleradamente y otros fallecieron en el intento. Los afectados expresan su indignación ante la actitud irresponsable registrada en establecimientos médicos.
Las autoridades admiten que ante el colapso de los centros médicos públicos se recogen diariamente entre 14 y 23 cadáveres de domicilios o espacios públicos en Cochabamba que se sospecha que fueron personas que contrajeron el coronavirus.
El último viernes, según autoridades policiales, en La Paz se efectuaron 20 levantamientos de cadáveres de personas con síntomas de Covid-19 en un solo día. Por versiones de sus familiares, estos ciudadanos al momento de su deceso presentaban algunos síntomas propios del virus como fiebre, tos, dificultades para respirar, entre los más recurrentes.
Por otro lado, en El Alto se realiza el levantamiento de 8 a 10 cadáveres semanalmente en diferentes zonas, las autoridades policiales expresaron su preocupación debido a que el trabajo que realiza su institución no es acompañado por el personal del Servicio Departamental de Salud (Sedes) La Paz, tardan mucho en otorgar los resultados, a pesar que se conocen los síntomas anteriores al fallecimiento de las personas.
De la misma forma, existe preocupación por la tardanza de la entrega de los certificados de defunción, documento que es imprescindible para el entierro, lo que pone en peligro todo protocolo de las tratativas de la incineración y otros.
Las protestas de los ciudadanos se reproducen en redes sociales, con duras críticas contra las autoridades municipales, regionales y naciones para que dejen de lado sus diferencias políticas y se esfuercen en dar soluciones en favor de la población.
PANDEMIA EXPLOSIVA
Autoridades del Gobierno advierten que lo peor está por llegar en el país, donde las pruebas para detectar el virus aún no son suficientes y los resultados tardan días, entretanto los contagios van en aumento y alcanzaría su pico a comienzos de septiembre, con lo que la pandemia puede convertirse en “explosiva” en el país.
“Sin duda éste es un momento demasiado alarmante. En los últimos días, estamos teniendo ya los casos por millar y los fallecimientos por decenas, lo que nos hace ver que la situación ya está yendo peligrosamente a lo que llamamos una pandemia explosiva”, sostuvo el jefe nacional de Epidemiología, Virgilio Prieto.
Recordó que algunas personas todavía no perciben la verdadera dimensión de la enfermedad a pesar del incremento acelerado de los casos positivos porque “ya hay una transmisión comunitaria”, lo que significa que cualquier persona puede estar infectada.
Las medidas de bioseguridad siguen sin cumplirse, la gente en los mercados se moviliza como quiere, se coloca el barbijo en la barbilla, en el cuello y finalmente está sin barbijo, no mantienen el distanciamiento social, es preocupante el comportamiento irracional de la ciudadanía.
Por otro lado, por si fuera poco, las constantes movilizaciones y marchas convocadas por dirigentes con fines políticos generan focos de contagio de coronavirus, ya que se rompe con las medidas de prevención para contener el avance acelerado de la pandemia. Por lo tanto, urge la necesidad de asumir con responsabilidad las medidas de bioseguridad para evitar su propagación.