El Mutún es un depósito de hierro (Fe) muy grande. La empresa americana Arthur McKee realizó el estudio más completo, pero solo exploró el hierro primario en pequeños sectores, calculó reservas probadas de 77,4 Mt con 51,0% Fe, 0,09% P y 12,3% SiO2 y estimó reservas prospectivas e inferidas de 39.758 Mt. Estimó las reservas secundarias sobre la base de la profundidad media de los diferentes taladros y pozos y su área, en 65,8 Mt (29,7 Mt de material eluvial con 53,9% Fe y 36,1 Mt de material coluvial con 46,1% Fe), que deben estar cerca del total del yacimiento. El Servicio Geológico de Estados Unidos no considera estas reservas, probablemente por ser muy bajas. Por su bajo precio el Fe debe ser trabajado en forma masiva; La producción mundial de 2019 fue de 1.500 Mt. Mutún comparado con el yacimiento vecino Urucúm del Brasil, tiene menos contenido de Fe, pero más fósforo y sílice, que son perjudiciales en el proceso de fundición.
El grueso de las reservas está en el hierro primario, que para su extracción necesita perforación y voladura, mientras que el material secundario al no necesitarlas, su extracción es mucho más barata. Una explotación a gran escala solo puede ser realizada con el hierro primario, para el que lamentablemente hasta la fecha no existe un adecuado método de concentración. Toda la poca cantidad de concentrados de hierro, producidos y vendidos por las empresas estatales, no pasó de 400.000 t de Fe secundario. No se vendió ni 1 t de Fe primario. Jindal debió trabajar 70% de Fe primario y 30% del secundario, pero solo se dedicó a producir del secundario.
Durante mucho tiempo no hubo interés por el Mutún debido a su desfavorable ubicación, sin energía eléctrica, agua, carreteras, medios de transporte masivo como ferrocarril y está lejos de puertos. La subida del precio del hierro y la exportación de gas a Brasil por un gasoducto que pasaba cerca del yacimiento, mitigaron sus desventajas. La licitación culminó con la firma del contrato con la empresa india Jindal Steel Bolivia (JSB) el 18/07/07. JSB debía invertir 2.100 M$us y desde el noveno año producir 10 Mt de pellets, 6 Mt de hierro de reducción directa y 1,73 Mt de acero. La contraparte boliviana era la Empresa Siderúrgica del Mutún (ESM). El incumplimiento al contrato por ambas partes hizo que Jindal abandone el proyecto en julio de 2012, luego de haber ganado dinero en la bolsa.
Luego de mucho tiempo de inactividad y cuando el precio del hierro bajó, se suscitó fuertes controversias por la adjudicación del proyecto a la empresa china Sinosteel Equipment por 450 M$us, que tendría serios problemas financieros y falta de tecnología, mientras que la otra empresa china Henan propuso 419 M$us y tendría más experiencia técnica y capacidad económica. El contrato fue firmado el 31/03/16. El entonces presidente de ESM, Alberto Padilla, que se inclinaba por la adjudicación a Henan, renunció a su cargo. El 29/01/19 se inauguró las obras de construcción de la planta siderúrgica, con un plazo de puesta en marcha de 30 meses (29/07/21).
En su primera etapa producirá alrededor de 194.000 t anuales de barras de construcción. En una segunda etapa, producirá 450.000 t y, en una tercera, 1 Mt, de barras de construcción y aceros especiales. Con esta última producción si se necesitaran 3 t de mineral de Fe para producir 1 t de acero, las reservas secundarías durarían 22 años y solo el material eluvial (que se concentra mucho mejor que el coluvial y tiene mayor ley) 10 años. YPFB proveería un mínimo de 700.000 m3/día de gas a través de un gasoducto de 15 kilómetros, que construirá Sinosteel, para generar electricidad, así como para proveer agua construirá un acueducto de 120 kilómetros, con lo que el costo del proyecto alcanza a 546 M$us, del cual el 85% será prestado por Eximbank de China y 15% será la contraparte boliviana.
La ESM indicó que Sinosteel presentó el estudio a diseño final de la planta el 29/04/19 (lo que no era cierto como se verá después) y que las obras recién se iniciarían en agosto o septiembre, lo que no ocurrió hasta ahora. Un diario (P7 11/07/20) publicó que el anterior directorio de la ESM desembolsó 104 M$us por un avance de obras que supuestamente era del 37% cuando en realidad es del 3%, por lo que sus ex miembros y el ex presidente Jesús Lara deberían ser enjuiciados, según el presidente de la ESM Milko Moreno. Un matutino cruceño (ED 13/07/20) indica que Moreno “informó que la compañía china pidió $us 45 millones para entregar el informe a diseño final del proyecto, paralizado desde enero”. El artículo indica que Sinosteel asegura que el Estado, hace seis meses, no abona una deuda por pedido de equipos y que la ESM, en tanto, alista un plan de contingencia si el contrato se suspende.
Moreno también informó que la ESM pagó 6 M$us por interés y comisiones por el crédito al que el Estado boliviano accedió del banco chino Eximbank para ejecutar la obra, también dijo que Sinosteel no tiene la tecnología adecuada y que pretendió implantar una nueva, que incluso fue rechazada en China. Desde la compañía china indicaron que en el transcurso de la semana (hasta el 20/07/20) explicarán la situación del proyecto.
Todo indica que este mal concebido proyecto no se realizará y que el Estado será objeto de otra estafa. Es menester relievar que Jindal debía hacer toda la inversión, mientras que ahora el Estado deberá correr con todos los gastos. En varios artículos que publiqué en este matutino, advertí de las adversidades de este proyecto enrumbado al fracaso.
También resalté que la producción anual de 194.000 t de barras de construcción, cubre solamente la mitad del bajísimo consumo del país. Esta mínima producción hará que por la inexorable economía de escalas, el costo de producción de nuestro acero sea mayor que el de plantas más o mucho más grandes de China (50% de la oferta mundial de acero), Brasil o Perú, que nos abastecen de acero de buena calidad ¿Podremos competir en precio con las barras fabricadas en dichos países? Obviamente no. ¿Qué sentido tiene entonces insistir en este proyecto, que al final será otra carga económica más para los bolivianos? No repitamos lo de Karachipampa.
Se considera como reserva a todo mineral que puede trabajarse económicamente, lo que depende de la ley, del precio, del costo de producción y de la recuperación. Cuanto más baja sea ésta, mayor el costo unitario de producción. En Mutún no se ha desarrollado hasta ahora (fracasaron McKee y Jindal) un método de concentración adecuado para el mineral primario. Urge realizar este trabajo ya sea en las universidades locales o en laboratorios del exterior, para saber si podemos generar reservas de mineral primario en el Mutún. Me temo que éste pudo ser un factor importante para que Jindal se aleje del proyecto.
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