Entre los muchos propósitos que se impone todo nuevo gobierno está el combatir la corrupción y, como labor fundamental, combatir al contrabando; pero, todo queda en simples propósitos o en leves pinceladas que se da a este delito que, en realidad, no se ve afectado seria y definitivamente porque se trata de una organización que cuenta con gran poder para el logro de grandes negocios ilegales que enriquecen a grandes consorcios internacionales al igual que su parangón como es el tráfico de drogas alucinógenas. El contrabando de bienes de uso y consumo y que tiene doble tráfico es parte fundamental de la economía informal, especialmente en los países pobres y subdesarrollados porque, además, se ha convertido en fuente de empleo con incidencia en los jóvenes que están marginados de la economía legal por falta de puestos o cargos que empleen a jóvenes profesionales o empíricos con excelente capacidad para los negocios y hasta para contribuir al desarrollo y perfeccionamiento de la tecnología imperante en todas las economías.
Como se trata de un rubro económico ilegal que no paga impuestos, ni gabelas de ninguna clase, no cubre seguridad social porque no cuenta con empleados, no precisa realizar reservas de ninguna clase en favor de planillas de funcionarios porque no existen, no elabora ni presenta balances o estados financieros a las autoridades ni realiza acciones legales de ninguna clase para su funcionamiento que es incontrolable y carente de legalidad, tiene utilidades netas y nada deducible en favor de terceros como sería el caso de planillas de empleados o entidades sociales o sindicales; sus empleados son, de alguna manera, incondicionales porque resultan, en los beneficios, partícipes del delito aunque actúen subrepticiamente.
El contrabando es rémora para el crecimiento económico y si el gobierno del presidente Luis Arce espera algún éxito en sus proyecciones de la economía a corto y largo plazo, tiene que emprender campañas muy serias contra la economía informal, no tener contemplaciones de ninguna naturaleza y no ceder en las demandas que indirectamente se le haga para consentir o permitir la vigencia de la economía informal, porque debe estar seguro de que el contrabando es obstrucción fuerte y permanente para la economía nacional y también lo es para cualquier economía sea de países ricos o pobres que son fáciles de dominio para quienes saben “manejar los hilos y las artes” de la economía informal que, según las experiencias de naciones de todos los continentes, es más fuerte y poderosa que la economía legal porque, además, está respaldada por la corrupción y por el narcotráfico que son fundamentos de la delincuencia mundial.
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