Los gobernantes deben rendir cuentas

Desde la óptica de la Ciencia del Derecho, Gobernar es dictar normas y hacerlas cumplir, así como todo el ordenamiento jurídico que rige el comportamiento de una sociedad –por supuesto cumplirlas- pues se administran los recursos e intereses de toda una sociedad y no solo del grupo gobernante que suele con el desgaste del poder, resultar minoritario. El gran Franz Tamayo sentencio: “A titulo de mayoría, el partido de gobierno comienza a devorar a la Nación para acabar a su turno devorado por su jefe, el hombre de acción (…) ello es posible solamente gracias a que el patrimonio de todos que es el poder y el dinero público es puesto al servicio de la criminal empresa (...) Ciertamente los que tienen poder, suelen hacer uso y abuso del mismo, en especial los que gobiernan por encima de los frenos y controles del poder, establecidos en las normas, el “caudillismo”.

El gobernante caudillesco administra los recursos de todos los miembros de una sociedad y toma decisiones sobre los mismos, pero cuando esas decisiones son erróneas afecta los intereses del colectivo y muchas veces, con efectos lamentables, como la demanda instaurada en la Haya sobre el tema marítimo, que nos privó jurídicamente de cualquier reclamo de derecho; el despilfarro de recurso públicos en obras o emprendimientos sin retorno financiero; la corrupción casi generalizada en el manejo de los asuntos públicos etc. Políticas que nos han determinado a la pobreza y el atraso.

En el estudio de la Ciencia del Derecho desde la óptica de la Filosofía (Filosofía del Derecho), se estudia la libertad dirigida a la conducta, pero está voluntad de hacer algo libremente, está atada a la responsabilidad, es decir la obligación de reparar y satisfacer un daño que se pudiera haber ocasionado, como consecuencia de toda acción buena, mala o neutra. Toda persona es responsable de responder de sus actos, porque la libertad importa responsabilidad.

Resulta que en nuestra realidad, los que ejercen el poder u ocuparon funciones públicas, suelen en sus actos quedar impunes, pues cuando pierden el poder, suelen huir al extranjero, quedando sus actos impunes a toda responsabilidad y cuando se les pide cuentas generalmente se lo hace al calor del odio y la venganza, lo que a su vez desvirtúa esa responsabilidad, ya que como sabemos la justicia está siempre sometida al poder de turno.

Lo cierto es que todo el que ejerce una función de administración de recursos e intereses del colectivo, debe rendir cuenta de sus actos ante, el soberano, el que lo encumbró en el poder con su voto, o le toleró la toma del poder “d´facto”. Es este el pueblo soberano el que tiene que recibir las cuentas del ejercicio del poder, a través de los mecanismos establecidos para el control fiscal, como la Contraloría del Estado que hace mucho tiempo, guarda discreto silencio.

Hemos tenido un régimen de gobierno durante casi catorce años, en el que se han cometido una serie de irregularidades que fueron denunciadas y comentadas, pero que la mayoría de esos excesos no han sido investigados, ni menos juzgados, aunque ese régimen encarceló a varios políticos y ex funcionarios de gobiernos anteriores, algunos de los que fallecieron en la cárcel (Kieffer, Bacovic etc.), pero de esa larga gestión casi nada, pese a las denuncias, investigaciones de periodistas de los casos Porvenir, La Calancha, Chaparina etc., en los que perdieron la vida alrededor de cien personas por la violencia, y los muchos de obras con sobreprecios, iredituables, de mala calidad etc., han quedado en el olvido.

El gobierno que debió encarar esas investigaciones, no lo hizo por dedicarse a una candidatura fallida, y ahora han retornado al poder quienes deberían ser investigados, por lo que una vez más en nuestra historia se impone la impunidad de los que tuvieron y tienen poder.

No olvidemos que quién determina las responsabilidades es la ley, el ordenamiento jurídico, y en consecuencia por mandato de la ley, por ética, y responsabilidad con la sociedad, deben investigarse y sancionarse si fuera el caso, las responsabilidades de los que ejercieron el poder, pero para ello necesitamos un Órgano Judicial, independiente y competente, conformado por juristas destacados e idóneos moralmente.

*El autor es Abogado, Politólogo y escritor.