Será cuestión de producir y comerciar en cantidad a menos costo, y generar electricidad eólica y solar cada vez más barata de modo que desplace y con el tiempo reemplace a la producida sobre todo por gas natural, petróleo y/o carbón, útiles y ventajosos por más de un siglo, pero con el tiempo cada vez más dañinos al medio ambiente... y a la salud de todo ser que respire. Pues bien, los recientes vertiginosos y muy sostenibles avances tecnológicos en la producción de baterías, electricidad solar y eólica ya abaratan sus costos de producción y operación de tal manera que, por lo renovables, simplemente van aplastando las posibilidades de continuar insistiendo en las factibilidades basadas en combustibles fósiles cuyo ciclo llega paulatinamente a su fin. El reto por el momento es enfrentar, para luego desarticular y desmembrar, el intenso cabildeo nacional e internacional que los intereses extractivos del carbón, petróleo y gas vienen haciendo para perdurar.
La Agencia Internacional de la Energía (AIE), en su reciente Perspectiva energética mundial, dice que "los fotovoltaicos solares son consistentemente más baratos que las nuevas plantas de carbón o gas de cualquier país, y que los proyectos solares se muestran sorprendentemente más accesibles que nunca." C. Rampell, del WP, apunta que las fuentes tradicionales de energía se tornan cada vez menos atractivas en EEUU porque invertir en energía solar es más lucrativo. Según el profesor G. Nemet, U. de Wisconsin, "de entrada destaquemos que el sol y el viento son gratuitos." De ahí que la inversión en plantas de petróleo y gas vaya disminuyendo marcadamente, y nadie lo está legislando.
Las emisiones de dióxido de carbono, CO2, de todo el planeta, según Bloomberg Green, alcanzaron su máximo en 2019. Las de la industria de generación de electricidad llegaron a su máximo en 2018. Las mismas generadas con carbón, el insumo más importante para el efecto, también llegaron a su máximo en 2018. Las de gas acaso llegaron a su máximo en 2019. Ahora, si observamos el periodo que comienza en 2012 y termina ¡ojo! en 2050, el carbón y el gas combinados generarán como 5.000 terawatts (TW) por hora (un terawatt es igual a un billón de vatios) en 2050 lo que satisfará del 10 al 12 por ciento de la demanda. El 80% hoy se sabe que será satisfecha ¡con electricidad de energía solar y eólica! A fin de comparar, la potencia total usada a nivel mundial en 2006 gira alrededor de 16 TW.
A fines de octubre, 2020, Reuters decía que el Primer Ministro de Japón, Yoshihide Suga, había anunciado que Japón reduciría a cero las emisiones de CO2 hasta el año 2050 lo que representa una posición revolucionaria y un gran ejemplo para todos los países del mundo especialmente para los "desarrollados," como EEUU, que hasta en los últimos años no ha hecho más que complicar la salud del planeta desmantelando ordenanzas que en su momento se habían implementado para luchar contra el calentamiento climático. Suga, en su primer discurso al Parlamento, dijo que había que pugnar contra el calentamiento climático recurriendo "al reciclaje del carbón y a la renovante tecnología solar."
El carbón y el gas se utilizan en la industria química y en otras en las que se dice que son difícilmente sustituibles, aunque habrá que ver dado el costo de aquellos en comparación al de la electricidad que se va viendo no admitirá competencia de ninguna clase. Producirla en cantidades industriales en América Latina, con su generosa geografía, desde luego no es quimera.
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