Hans Dellien S.
Albert Einstein dijo una vez “el mundo es un lugar peligroso, no por aquellos que lo hacen así, sino por aquellos que observan y no hacen nada”. Quitar la vida a un niño es un crimen repulsivo en su escala y profundidad más tenebrosa como infrahumana. Las Sagradas Escrituras dicen “El que haga daño a un niño más le vale atarse una piedra al cuello y arrojarse al mar”. Tal crimen borra del ser humano su conciencia, dejándole un vacío en una oscuridad tan negra que llega a ser palpable, sin reposo ni alivio, destinaada y ansiosa de habitar los más terribles infiernos que cabe imaginar, donde el más breve tiempo se hace infinito.
La frecuencia de esta lacra social, temible, progresiva y aterradora, no deja en paz el espíritu humano, y las irresponsabilidades suman en la gravedad estadística como en causalidad, abarcando las más viles de las aberraciones del ser humano, como en su pérdida y ausencia de valores, reemplazados por la brutalidad, ambición, e irregularidades de índole criminal y culposa, como vergonzantes, de la sexualidad. Actualmente mueren niños a diario por causas desde las más absurdas, como dejar un bebé en un auto cerrado bajo un sol ardiente. O que sea aplastado un niño por su madre ebria en la cama.
Se rapta niños para extraer sus órganos, como cornea de los ojos, riñones, hígado, corazón, por crimen y ambición más delictiva. 0 directamente, los que tiene mejor suerte son vendidos a adoptantes extranjeros. Todas las formas son iguales, tienen la espuma efervescente de la ambición criminal.
Pero también desde la historia antigua el infanticidio aparece por causas políticas. Precisamente en el año uno a dos, el rey Herodes al saber, por los reyes magos, que había nacido el Mesías en Belén de Judá, ordenó el primer infanticidio que se conoce, pues soldados romanos mataron a todos los niños menores de tres años. Jesús se salvó por la huida a Egipto.
Los homicidios más sofisticados durante el Siglo XX los recordamos por el capitalismo neoliberal, cuando los países del Tercer mundo, con alta pobreza, analfabetismo y sub desarrollo, percibían préstamos de dinero. El Gerente de la General Motors, Mac Namara, era quien disponía de esos recursos, pero solo para los países que aprobaban en sus políticas el “Control de la natalidad”, utilizando anticonceptivos y otras formas para evitar la concepción.
Durante el gobierno del Gral. Torres se expulsó de Bolivia al “Cuerpo de Paz” que hacía prácticas iguales.
Ya en el Siglo XXI nos enfrentamos con una nueva forma de cometer este crimen, y fueron y son los inmigrantes y refugiados que desde el medio oriente, cada día salen huyendo de las guerras, buscando refugio. Cientos de miles con sus niños y los avatares de los viajes inseguros huyen del terrorismo y sus crímenes. Esta injusticia está magnificada en una fotografía que dio la vuelta al mundo, la del niño Kurdy, arrojado por las olas en una lejana playa, ausente de su hogar y sus padres, muerto, con sus manos asidas y los pies con sus calzados, cuando la muerte lo sorprendió Esa foto removió la conciencia de Europa y el mundo.
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