Hace algunos años Fidel Castro envió una carta a Hugo Chávez, donde le aconseja que inyecte a su pueblo “desesperanza”, acusar de los males a la democracia del pasado, conducir la ignorancia de las mayorías con autoridad, ellos no necesitan de un Dios, atacar a la clase media rica, a católicos abúlicos y miedosos, utilizar a Cristo y hablar en su nombre. Le dijo crea nuevas banderas, usa a Simón Bolívar, genera nuevo nacionalismo, no olvides, actúa con “hipocresía, engaño y mentira”, despierta odio, rencor, a enemigos políticos “ahógalos en su propia sangre”, persigue y elimínalos, siémbrales delitos que los descalifiquen, crea violencia, miente sobre la democracia, no respetes la constitución, con dinero se compra fidelidad, al que se oponga anúlalo o sácalo a embajadas, evita que los utilice la prensa, mantén leales a los fiscales y jueces, aplicando la ley a favor tuya, mételes dinero, corrómpelos. Es importante, destruye a la prensa oral y escrita, endulza los labios de los militares y policías, controla y somételos.
Así la carta continúa perversa y genocida, digna de un tirano que sojuzgó a su pueblo bajo estos términos criminales.
En la Cumbre Alianza Bolivariana para los Pueblos de América Latina (La Habana, 2004), Hugo Chávez presentó la carta de Castro a los 14 gobernantes miembros del ALBA, enriquecida, mejorada y ampliada con un “Adendum” que sugiere la desintegración institucional política, cultural, lingüístico y religiosa. Tal documento draconiano y nefasto fue compartido por los “14 del ALBA”, afincándose el “Socialismo del Siglo XXI marxileninista”; se repartió millones de dólares y se instó a cumplir con la “revolución”.
Algunos gobiernos socialistas mostraron su rotundo fracaso político ideológico, corroídos por envilecimiento, corrupción, inmoralidad política partidaria y pésima administración pública. Metidos en un callejón sin salida renunciaron al poder político, con ellos el nefasto legado chavista.
Dos países navegan en las mismas aguas del ALBA, Venezuela y Bolivia, a punto de naufragar envueltos en el torbellino de sus propios enredos, confusiones e ignorancia, perdiendo todo sentido de lo recto y capturados por densos nubarrones de envilecimiento y corrupción. Aferrados al poder, urden vulnerar, atropellar el orden constituido, el estado de derecho, desconocer principios ético morales y con torpe desprecio rechazar las decisiones soberanas de su pueblo.
No hay duda de que el exceso de poder eleva por las nubes y arrebata la humildad, cautiva tanto que el gusto y placer embriaga y trastorna la razón, por un egocentrismo profano y querer competir con la omnisciencia y omnipotencia de Dios, por un culto ateo y servil del entorno que endiosa al humilde, alaba y adora como el mejor, el insustituible, el único, el etc., etc., por gente que cuida sus intereses y privilegios tomados del paletó del humilde, seguros de quedarse en el gobierno “toda la vida”.
Sumergidos en la gestión política partidaria, no percibieron el efecto destructor de una institucionalidad nada funcional a los intereses del país. La ausencia de un ente fiscalizador y supervisor independiente dio lugar al albedrío, ineficacia y negligencia en la solución integral de problemas nacionales; fueron los niveles medios que absorbieron y retuvieron la información, fracturando la cadena de mando orgánico del gobierno, que no causó inquietud o desvelo alguno, hasta tener al frente un grave problema nacional, que desnuda el paupérrimo manejo de la cosa pública, como un país que avanza a su propia inercia. Razón bastó para decir “no conocía” o “no sabía”. Encima una administración pública (botín político) es asfixiada por una militancia incompetente e ignorante, cuyo desempeño se observa en las fábricas y empresas del Estado, como Epsas, Ende, DGAC, AASANA, Fondo Campesino, etc. El buen vivir se fue por las alcantarillas.
La trilogía chavista: “hipocresía, mentira y engaño”, se traduce en el discurso y los hechos; compromisos internacionales que se realiza no se los cumple, se insulta y ofende a gobiernos amigos, luego se busca acercamientos de buena amistad (USA, Perú, Brasil, Vaticano, Chile). La solidaridad partidaria distorsiona y encubre hechos de corrupción, mediante cortinas de humo o propaganda interesada, delitos que se aplaude y se premia, saliéndole caro al denunciante. Se acosa a políticos, “hay que ahogarlos en su propia sangre”, se persigue, encarcela y se siembra delitos que descalifican. La mentira es alimento infaltable de ellos, siendo cargada al periodismo, al que se califica como “cártel de la mentira”, por lo que libertad de expresión y de prensa están en sumo peligro.
La corrupción de jueces y fiscales es el gran error político. Doble discurso que confunde el modesto discernir del pueblo, improvisación, incoherencia y contradicción. Un pueblo acorralado por el odio, rencor y resentimiento de agrupaciones que divide y enfrenta. Ciego despilfarro de nuestros recursos y las estrategias del desastre político, no han definido el rumbo de nuestro destino. Será el pueblo “organizado” que libre su batalla en defensa de la democracia, Constitución Política, las libertades y derechos ciudadanos, el único camino del respeto.
Portada de HOY |
Editorial |
Portada Deportes |
Caricatura |
1 Dólar: | 6.96 Bs. |
1 Euro: | 7.18 Bs. |
1 UFV: | 2.17237 Bs. |
Impunidad |